Redacción deportes, 13 jun (EFE).- El español Jorge Lorenzo (Ducati Desmosedici GP18) y el italiano Valentino Rossi (Yamaha YZR M 1) se perfilan como los grandes obstáculos del también español Marc Márquez (Repsol Honda RC 213 V) para este próximo fin de semana, cuando se disputa la séptima prueba puntuable del mundial de motociclismo, el Gran Premio de Cataluña en el circuito de Barcelona-Montmeló.
Márquez, líder del mundial de MotoGP, se fue por los suelos cuando peleaba por el liderato de la carrera en Mugello, la anterior cita del campeonato y, aunque levantó su moto y pudo continuar, acabó fuera de los puntos, lo que le hizo perder parte de la buena ventaja que ya acumulaba por entonces.
Así, el piloto de Repsol Honda llega a Barcelona con 23 puntos de ventaja sobre Valentino Rossi y 28 respecto al también piloto de Yamaha, el español Maverick Viñales, que todavía no ha ganado nunca en este trazado, en el que Rossi con seis y Jorge Lorenzo con cuatro son los pilotos que más triunfos acumulan en este escenario en la "era de MotoGP".
En cualquier caso Marc Márquez no se queda atrás en lo que a resultados se refiere respecto a sus rivales, puesto que suma siete podios en el trazado barcelonés entre los que se incluyen dos victorias, una en 125 c.c. en 2010 y otra en MotoGP en 2014, la temporada de su segundo título consecutivo en la categoría reina.
Márquez, además, sabe de la importancia de intentar mantener o incluso aumentar la ventaja con la que ahora cuenta en la clasificación provisional del mundial para afrontar con garantías una serie de grandes premios que no le resultan demasiado favorables a las características de su Repsol Honda.
En esta ocasión todos los pilotos de MotoGP llegan al trazado barcelonés conociendo el estado del mismo puesto que los trabajos de asfaltado que se realizaron en toda la pista hicieron que el suministrador único de neumáticos, Michelin, solicitase la relación de unos entrenamientos para valorar las condiciones "reales" de la pista junto a los pilotos de MotoGP.
Los 4.627 kilómetros del circuito de Barcelona Montmeló han sido re asfaltados por completo y tras las pruebas realizadas allí los ingenieros del suministrador único de neumáticos han decidido poner a disposición de los pilotos tres tipos de neumáticos delanteros y otros tantos traseros, en compuestos blando, medio y duro, si bien en lo que a los neumáticos traseros se refiere habrá un compuesto de los denominados asimétricos, con la parte derecha reforzada para afrontar las cinco curvas de izquierdas y las ocho de derechas.
Jorge Lorenzo, crecido tras su primera victoria con la Ducati cuando desde el fabricante de Borgo Panigale más arreciaban las críticas por su rendimiento, y con la confirmación de su fichaje por el equipo Repsol Honda de HRC, con Marc Márquez de compañero de equipo nada menos, deben representar el suficiente acicate como para que el campeón de Palma de Mallorca lo vuelva a intentar.
A favor tiene, además, que el de Barcelona Montmeló es un circuito muy apropiado a las características de la Desmosedici, última ganadora el pasado año de la mano del italiano Andrea Dovizioso, si bien los pilotos de Yamaha no se lo pondrán nada fácil por varios motivos, el principal de ellos la imperiosa necesidad que tienen de dar un giro a una trayectoria en la que ya acumulan dieciséis grandes premios sin ganar, desde Assen 2017.
Rossi es el piloto con mayo número de victorias en Barcelona, mientras que Maverick Viñales no ha logrado ni un solo podio en ese escenario, dos estadísticas completamente antagónicas unidas por una necesidad común, sacar a la Yamaha del bache de rendimiento en el que se encuentra.
En Barcelona también habrá momentos interesantes antes incluso de saltar al asfalto los pilotos, puesto que el jueves está prevista una conferencia de prensa de Dani Pedrosa en la que desvelará su incierto futuro, tras la noticia primero de que HRC no continuaría contando con él y la del posterior fichaje de Jorge Lorenzo.
Al triple campeón mundial español apenas le queda la opción de esa "Yamaha oficial" que había para Jorge Lorenzo en un equipo satélite todavía por designar por el fabricante de Iwata, o descender un peldaño más, a un equipo de los llamados independientes, con mecánicas mucho menos competitivas que las oficiales.
Será curioso ver el rendimiento de muchos pilotos, algunos porque ya saben que el año que viene estarán con otra marca de motos y otros equipos, y otros porque se saben ya más fuera de esta competición que dentro de la misma para el próximo año.
Pero en la lucha por la victoria en el Gran Premio de Cataluña, además de los pilotos oficiales de Ducati, Repsol Honda y Yamaha, se podrían inmiscuir otros, como el "local" Alex Rins al manillar de la Suzuki GSX RR, al que sólo la mala suerte en forma de caídas le ha impedido acabar más arriba en anteriores citas.
Como Rins, también podría destacar su actual compañero de equipo, el italiano Andrea Iannone, quien ya ha confirmado su fichaje por Aprilia y por tanto con muchas ganas de demostrar a los japoneses de Suzuki lo equivocado de prescindir de sus servicios, mientras que su puesto en la escuadra nipona lo ocupará otro español, Joan Mir.
Otros que intentarán dar la sorpresa, aunque sin pensar en el podio sino más bien en una buena clasificación, deben ser la retahíla de "locales" de la categoría, como en el caso de los "oficiales" Aleix Espargaró (Aprilia RS-GP) y su hermano Pol Espargaró (KTM RC 16), o los "independientes" Tito Rabat (Ducati Desmosedici GP17) o Álvaro Bautista (Ducati Desmosedici GP17), sobre todo porque éstos todavía no tienen confirmada su continuidad la próxima campaña.
Por Juan Antonio Lladós