Tras cerrar una temporada en la que soñó con el regreso a Europa, el Valencia aspira a dar un paso más el próximo curso y confirmar esa resurrección sustentada en el buen hacer de Rubén Baraja y su apuesta por la cantera. Un proyecto, el de la 24/25, que se verá de nuevo condicionado por las férreas directrices económicas de Peter Lim. Apenas se invertirá en refuerzos y habrá que vender de nuevo, al menos, por un valor aproximado de 20 millones de euros, por lo que a la dirección deportiva que comanda Miguel Ángel Corona no le queda otra que redoblas esfuerzos y agudizar el ingenio.
Las cartas estás marcadas. Confirmado de forma oficiosa el fichaje de Dimitrievski, que llegará libre tras no renovar con el Rayo Vallecano, Giorgi Mamardashvili es la gran baza para hacer caja, junto con Cristhian Mosquera. Al mete lo siguen en la Premier League y el central hispano-colombiano es una de las debilidades del Atlético de Madrid. Eso sí, el empresario singapurense sólo los traspasará si considera que la oferta se ajusta a su valor de mercado.
Qué duda cabe de que la salida de alguno de ellos, o de los dos, supondría una importante merma a nivel deportivo. Pero hay otras piezas en la plantilla con las que el club che podría recaudar el dinero necesario para contentar a su propietaria y una de ellas fue puesta en el escaparate en el último partido del curso ante el Celta de Vigo.
En un partido sin nada en juego, Thierry Correia fue de los más destacados, provocando el gol en propia meta de Carlos Domínguez y convirtiéndose en un dolor de mueles para la defensa celeste con sus incursiones por el costado diestro, si bien tuvo que ser sustituido por un pinchazo a falta de diez minutos para el final.
Este nuevo contratiempo físico es uno de los motivos por lo que en Mestalla consideran al lateral portugués una pieza prescindible (este curso se ha perdido 10 partidos por lesión). Aun siendo titular, los técnicos consideran que su salida sería mucho más subsanable que la de sus compañeros, por lo que se escucharán ofertas que ronden los 10 millones de euros, dos menos de los que costó su fichaje en 2019 procedente del Sporting de Portugal.
Ya el pasado verano hubo clubes interesados en el defensor luso de 25 años, pero Lim se descolgó pidiendo 40 kilos. Este verano será otra historia. Con su posible venta y la de otros elementos como el turco Cenk, pues la idea es que el canterano Yarek pase a ser el central zurdo titular, se podría cubrir buena parte de la partida necesaria para equilibrar las cuentas y poder pensar en un proyecto más ambicioso.