Pocas veces en el mundo del fútbol se ha visto un episodio tan insólito como la renovación de Jesús Navas, con un final feliz a la vez que tremendamente rocambolesco con desarrollo digno de un culebrón y un giro completamente inesperado.
Así, después de anunciar su salida del Sevilla a final de temporada y de lanzar un duro comunicado en la noche del viernes, Del Nido Carrasco ofreció una rueda de prensa en la que, además de desmentirle, le ofreció un contrato vitalicio para sorpresa de todos. Un órdago que no parecía que fuera a llegar a ninguna parte, pero, sin embargo, poco después, el palaciego publicó un comunicado en el que transmitía que había aceptado la propuesta nervionense y que se queda en Nervión, pero con una fecha de caducidad cercana.
De ese modo, ha prolongado su vinculación hasta diciembre de 2024, cuándo colgará las botas de manera definitiva, anunciando, además, que el sueldo que se acuerde irá destinado a una fundación, por lo que jugará gratis. Evidentemente, este cambio de planes generó una inmensa alegría en el sevillismo, que le ha vitoreado a su llegada a Bilbao, por el hecho de que es un futbolista más que válido y, sobre todo, por el factor sentimental y lo que supone seguir disfrutando de una leyenda.
No obstante, a efectos prácticos, esta renovación vitalicia hasta finales de diciembre también provoca consecuencias en la realidad sevillista, sobre todo a la hora de la planificación para la temporada próxima tanto en cuanto genera un dilema a Víctor Orta a la hora de conformar la banda derecha a sabiendas de que perderá a Navas en el mes de diciembre, con el segundo tramo de la competición por disputarse.
De haber renovado con normalidad, quizás no se habría fichado para el carril siempre y cuando Juanlu permanezca, pero este contrato a medias, como ha sabido ED, genera la duda de si fichar ya a un relevo generacional de cara a cuándo se marche y que arranque como suplente, firmar a un primer espada, independientemente de que sea joven o experimentado pero que pueda competir por la titularidad desde el principio, o, incluso, esperar a diciembre para que no exista overbooking en dicha posición.
Para Orta, en el fondo, resulta un 'problema' esta extraña continuidad del palaciego, pues genera un frente sin hacerlo, y crea un dilema que condiciona claramente su planificación para el perfil diestro de la zaga.
Esta redacción ya ha apuntado en varias ocasiones que el director deportivo tiene marcado en su agenda el nombre de Agustín Giay, lateral de 20 años de San Lorenzo de Almagro, con más de 80 partidos en la elite y que supondría un desembolso de 5-6 millones de euros. En el caso de haberse marchado Navas era una de las opciones preferidas, pero ahora es toda una incógnita.