Ramadán (que proviene de la raíz árabe 'ar-ramad' o 'ramada', que significa quemar con un calor abrasador, en referencia a los pecados que arden, y sería también uno de los nombres de Dios) es el noveno mes del calendario islámico, celebrado y respetado en todo el mundo árabe como el más sagrado de todos, ya que propugna tres de los cinco pilares del Islam (fe, oración y ayuno). Su fecha no es exacta, ya que depende del calendario lunar, iniciándose en la última noche del mes de Shaabán, con la luna creciente, y se extenderá por 29 o 30 días, hasta la siguiente luna creciente. Conmemora la primera revelación del profeta Mahoma, a quien, según las escrituras, se le apareció el ángel Gabriel en el año 610 después de Cristo para presentarle el Corán, libro sagrado de la religión islámica. El Laylat Al Qadar (o 'Noche del Poder') habría ocurrido durante el Ramadán.
Todo musulmán adulto, sano de juicio, saludable, que no esté viajando, bien sea hombre o mujer, debe practicar el ayuno (o 'sawm') en el mes de Ramadán durante las horas de sol (desde el amanecer hasta el atardecer). Solamente se puede comer y beber agua antes del alba ('Suhoor', a las 4:00 horas y antes de la primera oración del día, 'fajr') y después del ocaso (Iftar, que suele ser a base de agua, dátiles y leche). Quedan eximidos los enfermos, la mujer durante la menstruación, embarazada o dando el pecho, así como los ancianos y débiles. Los menores en plenitud física deben cumplir con el 'fard' (deber religioso con Alá), mientras que se establece un sistema de recuperación de los días en que se salte el ayuno. Igualmente, queda prohibido este mes fumar a cualquier hora, practicar relaciones sexuales o cualquier otro acto pecaminoso, exigiéndose, aparte del ayuno, la oración, el repaso y recitación del Corán y la realización de actos benéficos.
El Ramadán se inició en el atardecer del domingo 10 de marzo de 2024 y se prolongará hasta el anochecer del martes 9 de abril, cuando tendrá lugar el 'Eid al-Fitr' o 'fiesta de la ruptura el ayuno', que abarca los tres primeros días del décimo mes islámico, el Shawwal.
Aparte de compartir en sus redes sociales, lo que no está en absoluto prohibido, uno de los mensajes favoritos para felicitar este mes sagrado ('Ramadán Mubarak', traducido como 'Que este mes sagrado te ilumine con paz y gracia'), los futbolistas profesionales que profesan la fe islámica conviven cada inicio de la primavera con esta celebración, que condiciona sin lugar a dudas su preparación física. No les está permitido, como al resto de fieles, comer o beber mientras reina el sol (incluso en días nublados, se tienen en cuenta el amanecer y el anochecer), ni siquiera durante entrenamientos o partidos, cuando se limitan a enjuagarse la boca. En muchas Ligas, los directivos han pedido a los organizadores fijar los encuentros lo más tarde posible e, incluso, algunos árbitros han dado permiso a jugadores musulmanes a interrumpir su ayuno durante unos minutos (comer o hidratarse) a modo de 'cooling break'. Los clubes y selecciones suelen realizar análisis de sangre y orina, regular las cargas de trabajo y proporcionar alimentos de rápida absorción para evitar lesiones, pesadez o bajones, aunque no hay estudios que demuestren su influencia en el rendimiento.
Los sevillistas Youssef En-Nesyri (marroquí), Adnan Januzaj (belga de ascendencia kosova), Boubakary Soumaré (franco-senegalés) y Hannibal Mejbri (franco-tunecino) son los cuatro jugadores de la actual primera plantilla nervionense que practican la fe musulmana y, por ende, se someterán al ayuno en Ramadán. Por parte del Betis, harán lo propio Nabil Fekir (franco-argelino), Ez Abde (marroquí), Youssouf Sabaly (franco-senegalés) y Chadi Riad (hispano-marroquí).