Celta 1-1 Sevilla: Nunca se rinde, pero no le da ni contra diez

Otro empate del Sevilla FC (1-1). Y gracias, porque logró levantarse nuevamente después de empezar perdiendo y de que el RC Celta perdonara una y otra vez la sentencia, si bien ni contra diez llegó la primera victoria en LaLiga con Diego Alonso. Tienen que caer a la lona para despabilar los nervionenses, aunque se quedan siempre a medias y, con el paso de los partidos, no se entiende ya lo de la fase de adaptación al nuevo entrenador o al nuevo estilo. Es más, aunque En-Nesyri logró igualar sobre la hora de nuevo el tanto inicial de Starfelt, la última jugada del partido pudo cambiarlo todo, pero Hernández Hernández anuló el penalti que él mismo había señalado de Navas a Douvikas a instancias del VAR, originando otra bronca en un Balaídos donde, este sábado literalmente, sigue lloviendo sobre mojado para desgracia local.

De inicio se notaron mucho las urgencias de ambos, mayores, clasificatoriamente hablando, en el caso del anfitrión, en zona de descenso y con Rafa Benítez lógicamente amenazado de despido. De hecho, tuvo que ser un error muy evitable de Soumaré, que no cortó un centro aparentemente sencillo aunque acelerado por el viento y la lluvia para permitir el mano a mano de Larsen con Nyland, que celebró la impericia de su compatriota a la hora de trazar la vaselina. Esa acción, no obstante, despabiló a los vigueses, que pudieron marcar a renglón seguido, aunque Navas fue bien al suelo para evitar que Aspas fusilase con su pierna mala al meta noruego, salvado luego por el larguero, tras reaccionar bien a un centro-chut de Mingueza. No pudo hacer nada a la cuarta, que, llevando la contraria al dicho, fue la vencida para los celestes: Iago la cuelga bien de falta y Starfelt, llegando desde atrás, cabecea en plancha a la red.

Como en partidos anteriores, no fue hasta recibir el primer directo al mentón cuando despertaron los blanquirrojos, coincidiendo con el ecuador de esta fase. Guaita sacó una buena mano a testarazo de Ocampos, con el Celta buscando alguna contra y replegado para evitar el empate. Aspas no controló bien a pase del ex culé en una acción que pintaba a uno a uno con un Nyland atento para salir, al tiempo que Hernández Hernández no cayó en la trampa de Larsen, que prefirió no medirse en carrera con su par y sí lanzarse al césped por si caía una roja al último hombre nervionense. Con el tiempo cumplido, el meta de los gallegos atinó en una falta desde la frontal de Gudelj que, más por proximidad que por colocación, podía haberle causado muchos problemas, pidiéndose a continuación tímidamente penalti del 'Príncipe de las Bateas' sobre Lucas que, siendo sinceros, no pareció.

Pese al doble cambio de salida, Alonso no conseguía cortocircuitar a su rival, hasta el punto de que otro despiste en un córner, con rechace en Larsen y Pedrosa, casi se convierte en el segundo de Starfelt, que se la encontró, aunque remató cruzado en posición forzada. Y, aunque no habría valido (o se habría revisado al menos en el VAR) por la posición ilegal de Bamba, Mingueza erraría en boca de gol antes de que Navas y Gudelj se cruzaran 'in extremis' para impedir por dos veces la sentencia desde cerca de Aspas. El cansancio y la falta de ideas provocaban que ambos conjuntos lo intentasen casi exclusivamente desde lejos o con centros laterales, una tesitura sin mucho peligro que favorecía al que iba por delante, aunque la torpeza de Tapia, con un barrido a destiempo sobre Lukebákio, dejaría con diez a los anfitriones en el minuto 65.

Recompuso su medular Benítez, sacrificando a Iago, y varió su ataque el que fuera su pupilo en el Valencia CF, a la espera de aguantar y reaccionar, respectivamente. Paradójicamente, pudo llegar enseguida la puntilla viguesa, pero Nyland rechazó por dos veces los lanzamientos de Larsen y Bamba, cabeceando fuera a bocajarro el primero en la continuación después del gran pase de exterior de Carles Pérez, que forzó y mandó a las nubes una peligrosa falta de Gudelj en el semicírculo. Tanto perdón del Celta le costaría caro, ya que En-Nesyri, que avisó con un cabezazo a la madera en un saque de esquina de Rakitic, aprovechó a seis del epílogo el mal despeje de al centro. Tocaron a rebato los blanquirrojos en pos de la remontada, que tuvieron en sus botas Rakitic y, sobre todo, Pedrosa, el catalán solo y sin portero, pero aún quedaba un epílogo 'made in Hernández Hernández'.

La última acción del choque deparó un penalti por agarrón de Navas a Douvikas que el lanzaroteño señaló sin ningún género de dudas. Prieto Iglesias, con antecedentes desfavorables contra el Celta en la sala VOR, lo mandó al monitor, al entender que la intensidad del forcejeo no era suficiente para la caída del griego. Y el colegiado principal, que no había podido tener el protagonismo que siempre persigue partido tras partido, decidió que anular esa pena máxima era lo pertinente. Señaló el final, esperó a sus auxiliares con cara de pocos amigos y vio cómo alguien, parece que un Aspas fuera de sí, derribaba la pantalla en la que sirven las repeticiones de la polémica como hizo en su día Cavani. Las tablas, quizás justas por lo visto y lo errado, no dejan contento a ninguno: los celestes, en descenso y con cara de tontos; los nervionenses, con esa sensación de que despiertan, pero siempre tras haber caído a la lona.

FICHA TÉCNICA.-

RC Celta: Guaita; Kevin Vázquez (Carles Pérez 59'), Starfelt, Unai Núñez, Manu Sánchez; Mingueza, Tapia, Sotelo (Fran Beltrán 69'), Bamba (Douvikas 81'); Aspas (Dotor 69') y Larsen (Cervi 81').

Sevilla FC: Nyland; Jesús Navas, Badé, Gudelj, Acuña (Pedrosa 46'); Soumaré, Sow (Lukébakio 46'), Rakitic; Óliver Torres (Suso 70'), Ocampos y Mariano (En-Nesyri 70').

Árbitro: Hernández Hernández (lanzaroteño, aunque perteneciente al comité grancanario), con el navarro Prieto Iglesias en el VAR. Expulsó por doble amarilla al celeste Tapia (65'). Amonestó también a los visitantes Soumaré, Rakitic, Óliver Torres, Gudelj y En-Nesyri.

Goles: 1-0 (22') Starfelt; 1-1 (84') En-Nesyri.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la jornada 12ª de LaLiga EA Sports, disputado en el Estadio Balaídos de Vigo ante 19.023 espectadores.