Pedro Martín3 min lecturaLa palabra ascenso en Segunda División genera ilusión y escalofríos a partes iguales. Un tabú que parece que se gafa si se repite en exceso. Le ocurrió la pasada temporada al Eibar después de ir alternando la primera y segunda plaza con el Almería durante todo el curso. Tan cruel fue el final que se le escapó de entre las manos subir a Primera en el último partido de LaLiga SmartBank.
Con billete para los Playoffs, fue apeado de las semifinales por el Girona, equipo que terminó ascendiendo como tercer clasificado. Aunque con más prudencia y menos exigencia que el curso anterior, el Eibar de Gaizka Garitano es uno de los favoritos a estar en la terna de luchadores por alcanzar los puestos altos de la tabla.
A falta de apuntalar líneas y cerrar la plantilla del conjunto armero, varios son los refuerzos de garantías que se han realizado hasta la fecha. Conocedores de la categoría, Ríos Reina, Matheus Pereira, Juan Berrocal, Chema Rodríguez, Jon Bautista y Álvaro Vadillo proporcionarán más recursos y posibilidades al propio entrenador.
Busca la dirección deportiva del cuadro eibarrés la llegada de más futbolista de calidad. El siguiente, de hecho, se hará oficial en los próximos días, pues ya ha aterrizado en el norte de España para firmar su nuevo contrato y lucir la elástica armera. Este no es otro que un viejo conocido, Gustavo Blanco Leschuk.
El argentino firmará por el Eibar después de semanas de negociación con su antiguo club. Por fin pudo desvincularse del Antalyaspor turco para, posteriormente, viajar a Guipúzcoa y realizar las pruebas médicas, aún por determinar. Tras esto firmará el contrato con duración para las tres próximas temporadas según apuntan fuentes cercanas al club.
Quiere Garitano contar con el grueso importante del equipo del curso anterior pese al chasco final. Asentar una base para, a partir de ahí, ir creciendo. Por eso entraba en su idea la incorporación del 'tiburón blanco', el cual, pese a que no brilla por su efectividad de cara a portería, es del agrado del técnico por su corpulencia, juego aéreo y la facilidad para jugar de espaldas a portería y cuerpear con los defensores rivales.
Gustavo Blanco Leschuk regresará a La Rosaleda una vez más. Fue su casa durante solo una temporada, tiempo más que de sobra para encandilar a la afición blanquiazul en el primer año en Segundas División tras el descenso de categoría. Un jugador que en cuestión de semanas se convirtió en ídolo y que, a día de hoy, todavía le guarda un bonito recuerdo la hinchada de su paso por la Costa del Sol.