El Girona FC vive su temporada más importante en su historia. El combinado entrenado por Míchel tocó el cielo el año pasado logrando una clasificación sin precedentes para la UEFA Champions League. Un curso donde el mundo del fútbol vigila sus pasos y su fortaleza con exigencias bien diferentes. El carrusel de partidos de élite comenzará desde este domingo. Recibirá en Montilivi al FC Barcelona y tres días más tarde viaja a París para estrenarse en Europa ante el PSG en el Parque de los Príncipes.
Hasta cinco titulares imprescindibles ha perdido el conjunto catalán con respecto a la temporada pasada. El pichichi Artem Dovbyk, además de elementos claves como Eric García, Yan Couto, Savinho o Aleix García. Una merma que la dirección deportiva que encabeza Quique Cárcel ha intentado suplir con la contratación de jugadores jóvenes que puedan generar plusvalías en el futuro. Pero es la pregunta que se hacen todos los aficionados: ¿Podrá aguantar el vertiginoso ritmo de la élite? Míchel ya avisó en la Cadena SER que tiene la difícil tarea de aislar a los jugadores de lo que ocurra en la Champions. Confesó que es materialmente imposible para su equipo preparar un partido liguero tan sólo tres días después.
Sea como fuere, la ilusión es máxima y total en Girona con lo que viene a partir de los próximos días. El club no ha dado muestras de pinchar en Liga y ha calcado los resultados del año pasado con los rivales a los que se ha enfrentado (victorias ante Sevilla y Osasuna, empate en la casa del Betis y derrota contra el Atlético).
Su director deportivo, Quique Cárcel, ya confesó este pasado lunes que caer en comparaciones sería perjudicial para la entidad: "Nos equivocamos si comparamos lo que pasó la temporada pasada con esta. Fue algo mágico y bonito desde el minuto uno al último partido 7-0 ante el Granada. Hicimos un juego que maravilló a todos, estamos nominados a mejor equipo de la campaña... Como fue increíble, la comparación será odiosa siempre. Se han ido cinco o seis jugadores titulares que eran importantes y nos hemos reforzado para intentar parecernos al equipo del año pasado", dejó claro.
Una consigna que ha calado dentro del vestuario. La presión no jugará en contra del Girona en este inicio colosal que se avecina. La batuta de gestión de Míchel, Cárcel y compañía se centra en el verdadero del club: el crecimiento y sostenibilidad de la entidad rojiblanca en Primera división.