Pepe Mel no es sospechoso de olvidarse de la cantera. Especialmente, en los malos momentos. En la UD Almería, pese al fiasco de la 23/24, hizo debutar a Marcos Peña y Paco Sanz con 19 años. En el Málaga CF se acordó cuando hizo falta de Moussa Diarra o Cristian Gutiérrez. En el Real Betis lanzó al estrellato a Fabián Ruiz, Álvaro Vadillo o Adrián San Miguel. En la UD Las Palmas, a Pedri o Alberto Moleiro. En el mismo CD Tenerife, que ha recurrido al madrileño para sacarlo del pozo de Segunda división, ya dio la alternativa en la 01/02 a gente de la casa como Vitolo o Acorán Barrera, amén de foráneos que luego harían carrera, como Sergio Aragoneses, Xisco Muñoz, Antonio Hidalgo o Javi Venta. Ahora, su primera decisión al aterrizar en Santa Cruz ha sido reunirse con los técnicos de los primeros filiales y llamar a varios chavales que devuelvan el hambre a los mayores.
César Álvarez, Aragoneses Jr, Moha Ramos, Aarón y Carlos Faya serán los primeros. Y en La Palmera esperan que su llegada sea un soplo de aire fresco para Yanis Senhadji, casi inédito (apenas seis minutos) con su antecesor, Óscar Cano, otro declarado amante de los escalafones inferiores que no ha sabido hacerle sitio al campeón de Europa sub 19. A las oficinas de Los Bermejales y el Benito Villamarín, así como a la empresa que asesora al artillero catalán, Goal Management, han llegado ya llamadas para saber si en enero se podría romper, de seguir así, el pacto con los albiazules, asumiendo otros clubes a los que representaban los citados intermediarios las mismas condiciones. Porque, antes y después de renovar como verdiblanco, media docena de equipos, sobre todo de la División de Plata, se interesaron por el préstamo del hispano-argelino, que dio prioridad, por su insistencia, a los insulares.
Redoblará los esfuerzos, si cabe, Yanis para convencer a Mel, que no regala oportunidades, pero tampoco las esconde. El Tenerife se guardó una opción de compra de dos millones de euros por la mitad del pase del goleador, que tendría que ejecutar obligatoriamente si se diese un ascenso a Primera división actualmente en las antípodas del horizonte insular. El Real Betis siempre podría recuperar ese 50% posteriormente abonando algo menos del doble (cuatro millones), porque hicieron ver a Senhadji que no se estaban deshaciendo ni mucho menos de él, sino que consideraban que las puertas del primer equipo estaban más o menos cerradas (nunca fue una predilección de Pellegrini) y que su etapa de formación ya había tocado a su fin, por lo que le tocaba, como antes a otros como Raúl García de Haro o Félix Garreta, asumir responsabilidades en categorías superiores con vistas a hacer negocio y ellos carrera, sin óbice para un hipotético retorno en el futuro.