La callada por respuesta no significa que se acepte o acate la decisión del Sevilla FC, contra la que se harían muchas matizaciones o puntualizaciones (o, incluso, desmentidos), aunque el Real Betis ha creído oportuno, de momento, no alimentar más la polémica debatiendo con su eterno rival sobre si las razones de su enfado, que le ha llevado a emitir un duro comunicado cortando las relaciones institucionales, tienen o no base. Consideran en La Palmera que, aunque no era oficial todavía la quiebra, las declaraciones de Ángel Haro pasadas las once de la noche de la víspera detallan suficientemente la versión verdiblanca de los hechos y su postura a partir de ahora. Los rectores heliopolitanos, tal y como dejaba entrever su presidente en la noche del martes bromeando sobre lo que se entiende como un pataleo, no tienen previsto más pasos en este asunto.
Las insinuaciones por parte y parte han sido muchas, defendiendo en el Benito Villamarín que se ha buscado la protección de los símbolos del club y que no se ha solicitado ningún castigo deportivo, mientras que en el Ramón Sánchez-Pizjuán ven una inquina dirigida a buscar precisamente ese menoscapo futbolístico. Además, si unas horas antes del pronunciamiento de Del Nido Carrasco su homólogo bético dejó caer que "probablemente lo que se quiera es desviar la atención por los problemas que cada uno tenga en su sociedad", mientras que el rector nervionense terciaba a la salida del Hospital Virgen del Rocío con otro 'dardo' hacia donde más puede doler a su rival cainita: "Haro y el Real Betis no buscan una disculpa, sino que lo que quieren es intentar hacerle al Sevilla FC el daño que no pueden hacerle en el campo. Nosotros sí les hacemos daño en el campo".
Siendo precisos, el que comúnmente se sigue denominando Comité de Competición es, en realidad, ya Comité de Disciplina de Primera y Segunda división. El mandamás verdiblanco especificaba que la Comisión Permanente de la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte no había contestado aún a su denuncia de los hechos protagonizados por José Ángel Carmona, Isaac Romero y Juanlu Sánchez (las únicas referencias al derbi llegaron el 18 de noviembre, con varias propuestas de sanción a aficionados por su mal comportamiento), mientras que el primer peldaño de la jurisdicción deportiva impuso un encuentro de suspensión a los tres canteranos blanquirrojos en aplicación del artículo 129 del Código Disciplinario de la RFEF, que reza: "Incurrirán en suspensión de hasta cuatro partidos o multa hasta 602 euros aquéllos/as cuya conducta sea contraria al buen orden deportivo cuando se califique como leve".
Por ejemplo, por su simulación en 2022 fingiendo ser golpeado por una botella de plástico (aludiendo al palo de PVC que golpeó a Joan Jordán en El Gran Derbi de la Copa del Rey), Andrés Guardado tuvo que abonar dicha cantidad, mientras que también lo hizo de manera subsidiaria el Real Betis por el tifo del encuentro liguero inmediatamente posterior en La Palmera y que denunció el Sevilla FC. Es cierto que, desde entonces, la reacción institucional de los verdiblancos fue acatar las multas y no romper relaciones, por lo que no se entiende ahora que el eterno rival obre de manera opuesta. Como tampoco que se hable de una llamada de Del Nido Carrasco a Haro García en la que se habló del incidente con Joaquín Caparrós pero no de la bandera de marras o que se difunda varios días más tarde, el día en que Jesús Navas jugaba su último partido oficial en casa, una sanción conocida desde el 31 de octubre de forma claramente estratégica.