Borja Iglesias es un futbolística atípico. Es una valoración que nada tiene que ver con sus características o su rendimiento dentro del terreno de juego, sino por su manera de ser. Siempre cercano, con discurso calmado y humilde, sin elevar la voz pero mojándose de todo lo que le preguntan y usando el altavoz que le da su fama para poner sobre el tapete temas importantes para la sociedad ante los que la mayoría de los que están en su posición suelen regatear para quedarse en la equidistancia y no molestar a nadie. El Panda siempre dice lo que piensa, pero lo hace de tal manera que es imposible que enfade a nadie. Y en el vestuario del Real Betis ha encontrado varias personas tan atípicas como él y, por lo tanto, muy complementarias en el campo y en el día a día. Es evidente que uno de sus mejores descubrimientos ha sido el de Héctor Bellerín, a quien quiere de vuelta lo antes posible.
"Intento, desde mi posición, normalizar un poco las cosas. A veces, ese hermetismo generado alrededor del fútbol y del futbolista en ciertos momentos puede estar bien, pero cuando se sobrepasan ciertas cosas parece como que no nos importa nada y la realidad es que no es así", manifestó Borja Iglesias en una entrevista a Relevo en la que explicó, como sólo él sabe hacerlo, cómo surgió esa bonita amistad con el ahora jugador del Sporting Clube de Portugal. Y es muy curioso, porque esa fuerte relación, casi de hermandad, que mantienen desde que se conocieron compartiendo equipo en el Betis parte de un pique, de un pequeño roce, de un enfado o de como cada uno quiera llamarlo. A partir de ese choque son inseparables. Y eso habla mucho y muy bien de los dos.
"Es un tío que tiene una capacidad enorme a nivel emocional, que sabe cómo entenderse a sí mismo y cómo entender a los demás. Una de las cosas que más me sorprendió de él (de Bellerín) es que un día hubo una cosa que le molestó y me llamó para hablarlo", resume Borja Iglesias, aún con cara de sorpresa recordando aquel momento, antes de entrar en detalles y describir con todo lujo de detalles el 'making of' de una de las amistades más sólidas que se han visto en el mundo del fútbol.
"Hubo algo que no le gustó de mí y un día me llamó y me dijo: 'Oye, ¿qué haces?. 'Estoy en casa', le contesté. Y me dijo '¿Te vienes a tomar un café?'. Dije que sí. Llegó allí, nos sentamos y me dice 'Mira, me ha pasado esto y quería hablarlo contigo'. Y a mí nunca me había pasado algo así. Con algún amigo muy cercano quizás sí, pero no en el mundo del fútbol se van dejando pasar estas cosas, uno las tapa como puede y sigue adelante", relata el Panda.
Pero Bellerín me cogió y me dijo 'Esto no me ha gustado, no digo que lo hayas hecho a propósito ni nada, pero quiero que lo sepas, porque sé que si no te lo digo se me va a quedar ahí y puede que enquistarse de una manera... que no quiero que estropee nuestra relación'. Y ya está", continúa el delantero del Betis, que explica que Bellerín se ganó su respeto eterno desde ese momento.
"Yo le dije: 'Gracias. Te pido perdón, porque para nada fue mi intención; pero, joder, gracias por decírmelo porque yo ni siquiera era consciente'. Es que... me sorprendió mucho, ¿sabes? Por cómo lo hizo, porque lo hizo de una manera muy natural... y perfecto, lo hizo perfecto. Es decir, 'así es como hay que afrontar las cosas', ¿no?. A veces intentamos como diluir y no merece la pena muchas veces", concluyó Borja Iglesias. Hay personas con las que conectas directamente, a mí me pasó con Héctor y con Aitor. Te llama la atención y dices: "Por aquí quiero saber más".
"El primer año de Aitor (Ruibal) solo estuve con él. Tenemos un grupo de compañeros increíble, nos llevamos muy bien todos. Pero luego cuando llegó Héctor fue como "¡hostia!". Congeniamos muy bien los tres y a partir del minuto uno estábamos juntos todo el día", añadió el delantero gallego, que espera que el trío de amigos pueda volver a juntarse la próxima temporada.