La locura bética alcanza la religión: "Yo antes creía en el Gran Poder y ahora creo más en Pellegrini"

Kike Carmona, el hincha que colocó la estampa de Manuel Pellegrini en el santoral del vestuario del Athletic Club de Bilbao atiende a ESTADIO Deportivo: "Será casualidad, será lo que quiera, pero ha pasado"

Iván DíazIván Díaz 6 min lectura

El suelo hispalense es y ha sido tradicionalmente terreno de fe y fervor. Sevilla reza con súplicas o cantes, en la más solemne intimidad o con la mayor de las pomposidades. Porque si de algo entiende esta ciudad, hogar de uno de los cascos antiguos más longevos de Europa es de pasión. Así lo refleja cada uno de los templos que emanan desde el corazón de Cristo en tantas y tantas bocacalles de esta capital andaluza y que cristaliza, en uno de los ejemplos más representativos, hacia la obra que reina desde la Plaza de San Lorenzo: Nuestro Padre Jesús del Gran Poder. Como la creencia de muchos en esta devoción remota, otro rincón de esta urbe sevillana recoge en sus 'Trece Barras' una inmensa cantidad de fieles. Se trata del Real Betis, club de fútbol con el que los aficionados comparten su vida y que, incluso impactando con la lógica común, llega a colocarse a la altura de la religión. Es el caso de Kike Carmona, un hincha verdiblanco que protagonizó en las últimas horas un anecdótico episodio tras colocar una estampa de Manuel Pellegrini en el santoral del vestuario del Athletic Club de Bilbao antes del partido del pasado domingo. En ESTADIO Deportivo, recién llegado de tierras vascas, relata que "antes creía en Pellegrini y ahora creo más todavía".

Presente en el empate a uno del domingo, este aficionado comenta que emprendió el viaje en furgoneta desde la localidad sevillana de Marchena: "Este viaje surge de que tenía las ganas de pegarme un viaje con mi padre, que mi padre es el que me hizo bético, y llevaba ya bastante tiempo metiéndole caña de que quería pegarme un viaje con él. Surgió la idea y allí que nos hemos presentado. Me he ido para allá con mi padre y con mi hermano. Y nada, nos alquilamos una furgoneta y nos presentamos en Bilbao. En total, contando con las paradas, hemos tenido unas nueve horas, más o menos".

Colocada el día antes en el vestuario, la de Pellegrini no fue su primera idea: "El viernes salimos a dar una vuelta con los colegas, porque allí también, en Bilbao había más gente que era del pueblo, de una peña que es Marchena Fans. Uno de mis amigos conocía a otro grupo de chavales que tenían estas estampitas, esta gran estampita de un santo con la cara de Manuel Pellegrini y nos repartieron unas pocas. Cada uno se guardó una en su cartera, y la historia viene, al día siguiente, cuando vamos por la mañana, el sábado ya, hacer el tour por el San Mamés. Cuando llegamos a los vestuarios, nos encontramos con aquella esquina famosa que tenía Iker Muniain, que estaban todos los santos, allí también había más familias que eran de Sevilla, y resulta que yo estaba pensándome si poner una estampita de mi virgen, que es la Virgen de la Piedad. Una mujer que había allí, dijo: "yo le he puesto la estampita de la Macarena", y el marido de esa mujer le dijo, hombre, la estampita de la Macarena cómo le vas a poner, a ver si le va a dar la suerte, y ahora nos van a ganar. Entonces me di cuenta de que ya tengo yo una estampita para poner, que está allí, que nos va a dar suerte, de verdad. Y cogí la estampita de Manuel, y la coloqué allí de una forma estratégica, para que no se diera cuenta nadie y que estuviera allí el día del partido".

Para muchos aficionados béticos, sea por superstición o por creencia, lo cierto es que su estampa influyó en el devenir del marcador. Tanto es así que recibió numerosos comentarios tras los tiros al poste del rival. Pero la cosa no quedó ahí: "Otra anécdota que no he contado es que cuando pasé por esa misma portería, iba mi amigo al lado mío y toqué todos los palos, y le dije, estos son los que nos van a salvar, y eso vamos, los dos viendo el partido estábamos flipando, nos mirábamos a la cara y decíamos, guillo, no me lo puedo creer, encima todos los palos surgieron en la misma portería".

Acerca de Pellegrini, este aficionado no escondió en ningún momento su admiración: "Yo antes creía en el Gran Poder y ahora creo más en Pellegrini. Y ya después de lo que viví ayer, que a lo mejor algunos tonterías, pero para mí y para mis amigos se nos va a quedar en el recuerdo para toda la vida, porque fue algo único. Será casualidad, será lo que quiera, pero ha pasado".

Tras lo ocurrido, Kike promete continuar con su amuleto: "Al próximo sitio que vayamos nos infiltraremos también, nos meteremos en el vestuario y a ver lo que puede pasar. Tendremos que repartir estampitas de Manuel Pellegrini por ahí, por todos lados, para que todo el mundo tenga la misma intención que nosotros".