Quien compre al 'Chimy' Ávila no puede esperar mesura y control. Como se suele decir, es un 'cable pelao' para lo bueno (revoluciona cualquier partido con su intensidad y su energía) como para lo malo (a veces se pasa de revoluciones y suele ver el camino a los vestuarios antes de tiempo). En el descanso del Real Betis-Athletic Club de la 23/24, su mejor encuentro justo tras aterrizar (abrió el marcador con su único gol en verdiblanco del curso pasado antes de lesionarse y despedirse), Pablo Fornals y Aitor Ruibal eran 'cazados' por las cámaras de televisión hablando, precisamente, de que el rosarino no metiera la pata, pues ya había visto una amarilla a la media hora. En total, fueron cuatro en seis partidos (poco más de 300 minutos), dos de ellas en apenas un minuto ante el Villarreal CF tras entrar al trapo de la provocación de Alberto Moreno, lo que le valió la expulsión y perderse la visita al Rayo Vallecano.
Aleccionado por Manuel Pellegrini, el '9' no es que parezca otro en la 24/25, pero sí se nota que ha recibido el mensaje. Él mismo admite que lucha consigo mismo para que su fuerte carácter no le juegue malas pasadas y, por ahora, lo está consiguiendo. Ha jugado bastante más del doble en estos tres meses y medio largos de ejercicio, en los que ha marcado cuatro goles y brindado dos asistencias en 19 partidos, con 790 minutos a sus espaldas. Incluso, no le cuentan ninguna ante el RC Celta, pese a que inicia con un gran cambio de ritmo y un balón colgado que peina Giovani Lo Celso la acción del 2-2 definitivo de Marc Bartra. Ya está apercibido en LaLiga y ha visto una amonestación en la Conference League y la Copa del Rey, aunque ninguna con secuelas. En la última, gracias al consejo de Natan de Souza y Sergi Altimira, así como a la mano izquierda de Busquets Ferrer.
Se picó el 'Comandante', que había adelantado al Real Betis en el primer tiempo de falta directa (acercándose enseguida a disculparse con la afición por los malos resultados recientes), con el mediocentro del Sant Andreu Dani Torices, que le robó el balón junto a la banda con una fuerte entrada. Al intentar perder tiempo con 1-1 alejándolo, el argentino respondió con una patada y vio la amarilla, aunque se revolvió instintivamente a protestar, tanto al colegiado como a los rivales que le recriminaban. En ese momento se ve cómo el brasileño le sujeta y le corta el paso, pidiéndole cabeza, aunque el 'Chimy' no le toma muy bien y se encara brevemente con él. Luego, el catalán repite el gesto y el atacante ya entra en razón y se aleja de la jugada. Por supuesto, todo quedó en el campo, aunque el club subió una curiosa foto de la 'reconciliación' entre Ezequiel Ávila y Natan de Souza antes de subir al avión de vuelta a Sevilla. El compromiso del grupo, también en este asunto, es rotundo.