Los rumores parece que cada vez se van confirmando. El vínculo entre el FC Barcelona y Nike se extiende hasta 2028, de acuerdo con su contrato. Esta asociación, que comenzó en 1998, se renovó en 2018 y desde entonces se han vivido ciertas tensiones entre ambas partes, hasta el punto de verse en los juzgados. La amenaza de Puma como nuevo patrocinador podría darse y el Barça se convertiría en la nueva imagen de la marca.
Ya se viene hablando de un tiempo del interés de Puma en el conjunto azulgrana, tal y como han señalado los compañeros del Diario Sport. En el momento en que el Barcelona decida romper su acuerdo con Nike para aceptar la propuesta de Puma, el club tiene una solución prevista. Según los términos del acuerdo original, el Barça tiene la opción de cancelar el contrato en cualquier momento sin penalización, siempre y cuando notifique su intención de extinguirlo dos años antes de la fecha efectiva. En otras palabras, si se enviara hoy la carta a Nike, el acuerdo con la empresa estadounidense continuaría hasta principios de 2026.
La situación cambia si el Barcelona decide romper el acuerdo sin esperar los dos años. En este caso, existe una penalización no cuantificada con una cifra única. Según fuentes del FC Barcelona, Nike podría reclamar una cantidad por determinar equivalente a las pérdidas que hubiera dejado de ganar durante los dos años restantes del contrato. Unas cifras que podrían rondar los 20 o 25 millones de euros.
Para Puma, el objetivo es ofrecer una oferta irresistible al Barcelona, posiblemente alcanzando los 200 millones de euros fijos por temporada, con variables que podrían elevar el contrato a alrededor de 300 millones. Las conversaciones continúan, pero la complicación radica en la posibilidad de que Nike extienda su contrato.
En comparación con otros acuerdos de patrocinio, como el del Manchester City, que ingresó 167 millones de euros anuales por diez años, el Barcelona busca superar este límite y convertirse en el club con mayores ingresos por camisetas. Sin embargo, las tensiones con Nike, derivadas de BLM, una empresa creada durante la gestión de Bartomeu, plantean obstáculos para la transición.
En las negociaciones con Puma, el Barcelona enfatiza la necesidad de mantener su independencia, especialmente en relación con BLM. Puma, estratégicamente interesado en el Barça, está dispuesto a aceptar estas condiciones, pero todo depende de que el Barcelona y Nike finalicen su relación, ya que los alemanes no quieren entrar en conflicto directo con la marca de Oregón.