Gorka Guruzeta, renovado esta misma semana hasta 2028, es un ejemplo de jugadores secundarios del Athletic Club de Bilbao que están de dulce, un grupo de futbolistas alejados de los focos que están elevando el nivel del equipo de Ernesto Valverde entre los que podría citarse también a Dani Vivian, Beñat Prados e Iñigo Ruiz de Galarreta. Las grandes estrellas principales de la plantilla son sus internacionales, el meta Unai Simón y el trío de mediapuntas con los hermanos Williams y Oihan Sancet. Este cuarteto acaparó titulares y protagonismo cuando los 'leones' empezaron a funcionar como un equipo intenso, presionante y ofensivo que se colocó en zona europea y empezó a vislumbrar la pelea por la Liga de Campeones. Junto a ellos, no obstante, comenzaron a crecer futbolistas no tan acreditados y de un perfil más bajo que elevaba el nivel anterior.
El primero de estos actores secundarios fue Galarreta, quien, tras regresar del Mallorca a casa ya con 30 años cumplidos, dio un salto al medio campo para auparse casi al nivel de la delantera. Con Mikel Vesga al lado, 'Galaxy' hacía funcionar con fluidez al medio campo en ataque y además 'rascaba' en defensa a niveles poco esperados en un jugador de su talento y, lo que es más raro aún, con un cuerpo tan liviano. De esa mejoría en un centro del campo hasta entonces bastante menos creativo se beneficiaron primero los generadores de jugadas, los Williams y Sancet, y por ende el delantero centro, un '9' que se echaba en falta en Bilbao desde la marcha de Aritz Aduriz y que Valverde, sin demasiada fe en Asier Villalibre, que parecía la primera opción, vio en Gorka Guruzeta.
El donostiarra empezó a ver puerta con cierta facilidad y, lo que es más importante, a ensamblarse con sus compañeros de ataque para liderarles en la presión, abrirles todos los espacios posibles y evitarles trabajo. Se adaptó no solo a un puesto que no es el suyo natural -es más un segundo delantero- sino que también a una manera de jugar que no era la que se le conocía. Así, los 10 goles que lleva, 9 en liga, son sobre todo de finalizador y no tanto de rupturas al espacio y definición ante el portero de su época en el Amorebieta, en el que se ganó volver a donde se formó y donde quiere marcar época.
Ya con el equipo engrasado y con velocidad de crucero se fue asentando la zona del Athletic que más dudas ofrecía a Valverde y sus aficionados: el centro de la defensa. Sin Iñigo Martínez, que se había ido al FC Barcelona, y con Yeray Álvarez lesionado de larga duración, Dani Vivian se vio obligado a liderar la pareja con un Aitor Paredes que arrancó con dudas y al que le penalizaron problemas físicos con los que tenía que apechugar, porque no había más jugadores para el puesto.
Pasó por unos momentos de zozobra el Athletic con su defensa que recordaron a algunos partidos al garete del curso anterior, pero había lo que había y Valverde tiró con lo que tenía. Y Vivian y Paredes dieron el paso adelante no que se les pedía sino que necesitaba el equipo. Hasta el punto de empezar a brillar y hacer del regreso de Yeray, también a gran nivel, casi un quebradero de cabeza más para el técnico. Vivian empezó a agigantarse, Paredes a asentarse y el Athletic es ya el segundo equipo menos goleado de LaLiga EA Sports.
Pero aún faltaba la sorpresa más grande, la de Beñat Prados. Sin apenas oportunidades desde su regreso de la cesión al Mirandés, y cuando las que tenía eran más de lateral, un puesto que no es el suyo, el navarro tuvo que incrustarse en el doble pivote ante el Atlético de Madrid y bordó el que ha sido, sin discusión, el partido más brillante del Athletic en lo que va de temporada. Y ha tenido muchos. Ese 2-0 liguero al conjunto colchonero en San Mamés lanzó al conjunto vasco hacia una zona de la tabla con la que no soñaba y a Prados a una importancia capital en el once, a pesar de que Valverde le exige y mantiene la confianza a la pareja Vesga-Galarreta que considera la titular y también a Ander Herrera, a éste a pesar de sus continuos problemas musculares.
Con la llegada de la Copa de África, a la que se añadieron problemas físicos, el Athletic entró en una fase en la que no contaba con su delantera titular al completó y tuvieron que elevar el nivel los secundarios. Villalibre logró 6 tantos en tres partidos de Copa que le hacen uno de los máximos goleadores en la competición y Alex Berenguer recordó, con otras 6 dianas, por qué había sido titular años anteriores.
Largamente superada la treintena en ambos casos, 'Demar' y Yuri dan al Athletic una solidez y una profundidad en los laterales que permite brillar al resto y a su equipo situarse en una posición inesperada por lo privilegiada. Los de Valverde están a las puertas de una nueva final de Copa, cuya vuelta de seminales acometerán en 'La Catedral' con la ventaja del 0-1 en el Civitas Metropolitano, y en una pelea por la Champions en la que igual hasta puede valerle la quinta plaza que ocupa con una enorme ventaja sobre sus perseguidores: nueve puntos al sexto, la Real Sociedad, y diez al séptimo, el Betis.
Un Betis al que visita este domingo liderado por un grupo de secundarios que han ido creciendo exponencialmente durante la temporada y que en los últimos partidos han tenido que paliar el menor brillo de las estrellas. Un ejemplo, la victoria ante el casi intratable Girona FC, que el conjunto vasco logró sin Nico ni Sancet en el equipo titular, con un enorme desacierto ante la meta rival de Iñaki Williams y con un error de Simón en el añadido que subsanó con un despeje de valor gol de Vivian. Prados y Galarreta en la sala de máquinas y Paredes junto a Vivian fueron otros de los nombres del 3-2 final; como también el de Guruzeta, que estará en el equipo de su vida, del que tuvo que marcharse para crecer, hasta 2028. Un premio merecido para un secundario de lujo.
Ramón Orosa / EFE