Tauromaquia

Feria de Santander: Siéntense, hoy toca lección de toreo

Santander estrena la Feria del Norte con tres orejas y Puerta Grande del prometedor Navalón, con un sobre esfuerzo de mucho mérito del prodigio Pérez y la elegancia de un Zulueta que le quedó la oreja

Feria de Santander: Siéntense, hoy toca lección de toreo
Samuel Navalón se llevó tres orejas en la novillada - Samuel Navalón
Iker CastañoIker Castaño 8 min lectura

Cuando hablamos de que Santander reúne a las mejores figuras del toreo del momento, estamos en lo cierto. La clásica Feria del Norte de Santiago inició con una novillada de mucho nivel. Samuel Navalón, Marco Pérez y Javier Zulueta estrenaron el paseíllo en el primer festejo santanderino para encarar una novillada con caballos con el hierro de Casasola.

Navalón se encargó de poner alto el listón desde el comienzo, marchándose hasta la puerta de chiqueros para recibir al primer novillo de rodillas. Con valentía y coraje. Con un compromiso indudable y una entrega absoluta. Estrenó la faena con muletazos extraordinarios. El valenciano entró con inteligencia, sin pasarse de capotazos. Tras el primer pinchazo y turno de banderillas fue turno para la excelsa actuación del ayorense que se enfrentó de rodillas a un novillo noble que le faltó un punto de raza.

El valenciano lo trató con delicadeza, como dirían los futboleros, con 'timing'. Una faena de arranque muy bien estructurada para el joven maestro de 2004, que se arriesgó cada vez más hasta rozar su traje de toro y oro al novillo criado en Garcirrey. Las primeras gotas de agua ensombrecieron una faena sobresaliente. Culminó con unos pases por gaoneras. La estocada fue fea pero eficaz para redondear una primera exposición de la promesa valenciana, con mucho poderío. "Ha sido un novillo de mucha clase, he intentado sostenerlo al ritmo que él pedía, era muy sensible. Lo he disfrutado mucho, una pena no matarlo por arriba", valoraba la primera faena el de Ayora.

El siguiente novillo fue para Marco Pérez, que prácticamente había llegado a la capital cántabra tras una sobresaliente actuación en Mont de Marsan por la mañana. El joven tiró de raza, de voluntad, de deseo ante un segundo toro desentendido, marcando querencia. La paliza del salmantino lo llevó a una fea embestida. Lo zarandeó muy alto, cogiéndole como un trapo y haciendo una voltereta de 180 grados. Duras imágenes, pero esto conlleva el toreo. Cuando se intentaba recomponer, lo volvió a atacar de manera violenta. Desde la enfermería llegaron mejores noticias con el paso de los minutos.

El percance provocó una recomposición del orden de lidia. Navalón suplió al lesionado Pérez para recibirle nuevamente de rodillas. El mejor homenaje a su compañero. El novillo echaba una mirada al torero antes de irse al capote, ya sabía lo que había. Tanto que también fue atropellado, aunque afortunadamente con menos seriedad que la del salmantino. Su voluntad y valentía le llevó a continuar la faena sin pasar por enfermería. Y en la línea del primer novillo, se arrancó con un serie de capotazos desafiando al astado. Le hicieron falta dos estocadas esta vez para acabar con él y no hubo oreja.

Serio e inspirado el sevillano Zulueta

El tercer novillo de Casasola lo toreó Javier Zulueta, con mucha suavidad sin perder la mano el novillo. Con pases de pecho muy por encima del novillo y dentro de las posibilidades que tenía, se mostró muy sereno, tranquilo con el noble novillo que se caía en cada rincón, propiciando los pitos de un público que pese a la lluvia incesante prestó ojo de la faena. Acariciando las embestidas y manteniendo la lidia de pie, el sevillano se llevó los aplausos en su primera exposición con una faena inspiradora. En la suerte contraria no fue buena la primera estocada, sí la segunda, aunque hizo falta el descabello. Desde la enfermería, el valiente Marco daba la noticia de su vuelta.

Llegados al ecuador del festejo, el jurado se reunió para decidir si dar continuidad a la faena ante un ruedo impracticable, con mucha agua sobre el Coso de Cuatro Caminos. Lo decidieron los novilleros. Para adelante. El cuarto lo protagonizó nuevamente Navalón, su tercero de la tarde, y como no, otra vez arriesgando con un terreno embarrado desde la puerta de chiqueros.

El novillo salió muy suelto, y el de Ayora se arrancó unas chicuelinas con limpieza y buen remate. Impresionantes condiciones las de Navalón, con soltura, sin desaprovechar ninguna ocasión. Fue hábil hasta para salir del apuro en un resbalón. Se descalzó y continuó la faena ante un noble novillo con ritmo. Raza, pundonor, novillada tras novillada. Va a llegar lejos. Una estocada recta culminó una faena de 'Chapeau'. Se llevó las dos orejas. Merecidas.

El quinto de la tarde fue para el recuperado Marco Pérez, que sin apenas fuerzas volvió a la carga sin pensarlo dos veces. Se llevó una ovación de las grandes. Reapareció como se muestra él, entregado, seguro, con mucha solvencia. Estamos ante un auténtico prodigio. Con una mano derecha dañada y prácticamente sin poder sujetar el capote, se lanzó a la faena ante un novillo castaño con raza, con codicia, y buena clase. Arrancó a su manera, y aunque le embistieron por segunda vez, se levantó con la cara ensangrentada y como buen torero no se bajó. Un mérito enorme el del salmantino. Se tiró a matarlo y aunque el novillo trató de resistir, cayó, con descabello incluido. Reventado de los pies a la cabeza, se llevó la oreja.

No quería dejar de ser protagonista el tercer novillero de la tarde, Javier Zulueta, que su primera aparición le dejó sin oreja. Con templanza y mucho ritmo, sin salirse de su personalidad habitual, se enfrentó a un novillo que regaló embestidas suaves, faltando entregarse abajo. Dejó varios detalles de calidad para llevarse la ovación del público. Consiguió una tanda muy lograda, pero le faltó la oreja y acabó llorando. No tuvo suerte al matar al toro.

Feria de Santiago

Coso de Cuatro Caminos. Sábado, 20 de julio de 2024. Novillada. Buena entrada, con un gran número importante de peñas. Novillos de Casasola, de buenas hechuras, con clase y ritmo.

Navalón, de sangre de toro y oro: estocada fea y caída (oreja); estocada trasera (silencio); estocada recta (dos orejas).

Pérez, de hueso y plata: estocada tendida y descabello (oreja).

Zulueta, de rosa palo y oro: estocada trasera (silencio); estocada corta y descabello (silencio)