La crónica tragicómica de la final de Copa: Joaquín, 'acojonado' al acordarse de Corea, las lágrimas de sus hijas y el próximo reto del Betis

"Iba convencido de que lo iba a meter, pero esas cosas se te pasan por la cabeza y te acojonas un poquito", asegura sobre su lanzamiento en una tanda con los nervios a flor de piel: "Algunos se cagaron por las patas abajo"

La crónica tragicómica de la final de Copa: Joaquín, 'acojonado' al acordarse de Corea, las lágrimas de sus hijas y el próximo reto del Betis
- Aitor Torvisco
Aitor TorviscoAitor Torvisco 8 min lectura
Joaquín Sánchez se ha ganado a pulso ser considerado una de las trece barras del Real Betis. Una de las principales, además. El jugador más longevo, el que más partidos ha jugado defendiendo la camiseta verdiblanca, uno de los máximos goleadores y asistentes... Ha batido todos los récords, ha jugado como bético en Primera división, en Segunda, en la Copa del Rey y en la Supercopa de España, como también en la Champions, en la Europa League y en las ya desaparecidas Copa de la UEFA y Recopa. Tiene una puerta del Benito Villamarín a su nombre y ya sabía lo que era levantar un título, el de 2005, pero desde este sábado es también el único futbolista de la centenaria existencia de la entidad heliopolitana en ganar dos trofeos. Dos de los cuatro que tiene el club. Por si fuera poco, el trofeo conquistado en la agónica final del pasado sábado lo levantó como capitán. Y como colofón de la celebración, anunció que seguirá un año más... hasta sólo unos días antes de cumplir los 42 años. 

El calificativo de eterno se le queda pequeño a Joaquín, que en la noche de este miércoles ha pasado por el plató de Betis TV para repasar cómo ha vivido los acontecimientos y la euforia desatada el pasado fin de semana, con toda Sevilla teñida de verdiblanco festejando con fervor una Copa del Rey después de 17 años sin saborear un título. 17 años. 17, como el dorsal de su legendario capitán. Otro guiño más de un destino que le debía una alegría así a toda la familia de Heliópolis, como él mismo ha resaltado: "Han sido días muy largos, de muchas emociones, de llantos de alegría, de revivir ese momento en el que Juan (Miranda) mete el último penalti, toda la celebración y, sobre todo, poder levantar esa Copa para ofrecérsela a todos los béticos que tanto se merecían algo así. Eso es algo que quedará en la historia y es algo especial, muy bonito".

Sus hijas, su mujer y el resto de su familia lloraron con él: "En ese momento sólo quería abrazarlas porque para ellas también fue muy especial. Han vivido muy de cerca toda mi carrera y nunca habían visto a su padre ganar un título y levantar la Copa. Se cogieron una llorera... Ver a tus hijas así, con esta emoción celebrando contigo es lo más bonito del mundo, es muy especial. Espectacular e inolvidable. Mi llegada aquí fue muy bonito, soñaba con volver, pero los primeros años fueron difíciles y ellas me veían sufrir porque no conseguíamos los objetivos y lo pasaban muy mal. He tenido la suerte de brindarles esta Copa del Rey y además en Sevilla. Es que lo tuvo todo".

"También pude brindarle a mi padre una noche mágica y la alegría de verme levantando una copa. El pobre lo vive con mucha emoción, me dijeron mis hermanas que se le caían las lágrimas y estoy muy contento también por él", añadía Joaquín sobre Aurelio Sánchez, inseparable del '17' durante toda su carrera. El capitán del Betis resaltaba la emoción vivida al ver unas imágenes en las que mira al cielo con los ojos vidriosos. "Lo sabéis perfectamente. Además, hay una foto muy bonita en la que me arrodillo, miro arriba y digo 'Tito, esto va por mí'. Siempre me acuerdo de él, pero ahí más, porque él tiene mucha culpa de todo esto, por todo lo que hizo por mí para que pudiese ser futbolista. Te acuerdas sobre todo de la gente que tanto te ayudó y que ya no está", añadía sobre su tío, que cada mañana le llevaba en coche desde el Puerto de Santa María hasta Sevilla.

"Teníamos muy claro que no se nos podía esperar. En Sevilla, ante nuestra gente... Toda la semana estuvimos 'pim, pam', machacándonos con eso y motivándonos. Luego hay que jugarla y ganarla, pero teníamos en la mente que queríamos ganarla. Tuvimos un gran rival delante en el Valencia CF, al que guardo mucho cariño y mucho respeto tras los cinco años que estuve allí. Tiramos dos palos, el penalti de Fekir que es clarísimo y ni lo mira... Tuvimos opciones de marcar, pero ellos también", recuerda sobre el partido en La Cartuja. 

Reminiscencias del penalti fallado por Joaquín contra Corea


Y llegó la tanda. A Joaquín no le importó reconocer sus lógicos miedos: "Cuando iba andando para el balón pensé en Corea, y no es mentira. En Corea tiré el quinto penalti y... También fallé él último penalti que tiré con el Betis, contra el Rayo. Iba convencido de que lo iba a meter, pero esas cosas se te pasan por la cabeza siempre y te acojonas un poquito. En esos momentos hay que armarse de valor y ser profesional. Cuando el míster me dice que tiro en segundo lugar, pensé en tirarlo de Panenka, pero como vi que el portero aguantaba bastante no me atreví y decidí tirarlo a un lado. Intento amagar hacia un lado y otro y esperar que el portero se tire. Mamardashvili me aguanta mucho y decido tirarlo a la derecha. Lo toca, pero iba fuerte y entró".

"En los penaltis, salió a suerte tirar en nuestro fondo y ganó Gayà, que eligió empezar. El que tira primero tiene más probabilidades de ganar pero lo rompimos. Además, tiramos los cinco que habíamo entrado de suplentes. Alguno se cagó por las patas abajo pero de verdad... El penalti que más seguro tenía era el de Juan. El pobre lo pasó fatal, pero estaba seguro porque tiene un gran golpeo. Además, bético como el que más", recuerda, bromista y emocionado a partes iguales, sobre la tensión en esa tanda de penaltis.

"Hemos intentado bajar de la nube y despertar de este bonito sueño, porque el lunes tenemos otro gran objetivo, que es ganar al Getafe y seguir luchando por entrar en la Champions, que sería la guinda perfecta para esta gran temporada que estamos viviendo", alertó, recordando que esto no ha terminado todavía. Quiere más.