Los
resultados deportivos están siendo el principal debe de la gestión de
Haro y
Catalán al frente del
Betis, un factor que no depende directamente de ellos, aunque sí de sus decisiones. No están acertando, por lo general, los empresarios sevillanos a la hora de elegir entrenadores, pues fracasó nada más aterrizar Gustavo
Poyet (que duró 11 jornadas), no entusiasmó
Víctor Sánchez del Amo y va a pasar sin pena ni gloria
Rubi, lejos de Europa y más cerca de lo aconsejable del descenso con una de las mejores plantillas de la historia de la entidad. Sólo
Quique Setién alcanzó el objetivo el primer año, merced a una segunda vuelta espectacular, pero salió por la puerta de atrás la primavera pasada, después de quedarse a las puertas de la séptima plaza, que tuvo premio.
Por otra parte, '
Ahora, Betis, Ahora' ha ido cumpliendo casi todos los puntos de su programa electoral, con pruebas palpables como el nuevo
Gol Sur, el inicio de las obras de la
nueva ciudad deportiva de Entrenúcleos (Dos Hermanas), el fin de la
judicialización de las acciones de la sociedad (tras un acuerdo con
Lopera y Oliver), la consumación del presupuesto más alto en 113 años de vida o la reactivación de los medios de comunicación propios y la internacionalización de la '
marca Betis'. Pero hay otro valor que no llama tanto la atención, aun suponiendo un éxito absoluto de gestión: la caza masiva de
plusvalías.
Y es que, exceptuando a los franceses (
Jonas Martin y Boudebouz) y a
Brasanac, Haro y Catalán han ganado dinero con todas las ventas que han consumado bajo su mando, algunas de ellas obligadas por la 'presión' de clubes más pudientes, futbolistas y agentes, aunque también otras para hacer hueco y soltar 'lastre' deportivo, ya que los interesados no contaban para los técnicos de turno. Evidentemente, se ha perdido algo en rescisiones de jugadores a los que se dejó marchar libres con objeto de ahorrarse, al menos, sus fichas, si bien se trata de simples gotas en un océano de ganancias. De hecho, haciendo un recuento somero, la diferencia entre lo que costaron al llegar y lo que dejaron al irse la veintena de operaciones cerradas hasta la fecha ronda los
133 millones de euros en positivo.
En la 16/17, la primera temporada del villaverdero y el hispalense con las riendas del Betis, salió
N'Diaye en dirección a
Villarreal por 8 kilos (había costado su pase desde el Sunderland 3,5). En la 17/18,
Dani Ceballos forzó su marcha vía cláusula al
Real Madrid, que compensó a los verdiblancos con 16,5 millones en total, todo plusvalía, al tratarse de un canterano, lo mismo que pasó hace dos veranos con
Fabián (30). Aquella campaña, se embolsaron 1,37 con
Piccini (2,87 frente a 1,5) y 800.000 con
Petros (2,5 frente a 1,7), amén de 1,5 kilos por el ascenso del
Getafe, que tuvo que quedarse con
Portillo y
Dani Pacheco. Eso sí, se perdieron 1,1 millones por el retorno de
Jonas Martin a la Ligue 1 (al
Estrasburgo por 1,5 cuando se pagó 2,6 por él al
Montpellier).
En la 18/19, amén de la citada salida de un Fabián terriblemente revalorizado ahora, se consumó el traspaso de
Pezzella a la
Fiorentina, dejando en casa una diferencia positiva de alrededor de 8,5 millones de euros, al tiempo que el pase de
Durmisi a la
Lazio brindó otros 5,5.
Adán, que llegó gratis en la 13/14, fue vendido por un millón al
Atlético de Madrid. Este último verano, una nueva 'limpia' con beneficios: 23,5 kilos de la
Roma por un
Pau López que arribó con la carta de libertad; 18 del
Barcelona por el canterano
Junior (más otros 12 en el aire por objetivos); alrededor de 23 en total por
Lo Celso (el
Tottenham ejerció la opción de compra en enero finalmente), comprado por 25 en total (22+3 de la cesión) y liberado por 48; medio kilo por
Sergio León, y dos por
Inui. Se le perdieron 3,5 a Boudebouz y unos 450.000 euros a Brasanac, aunque podrían quedar enjugados si asciende el Almería, que desembolsaría unos 5,5 millones por
Kaptoum y
Francis, sin coste de adquisición.
Feddal podría ser el próximo
El nuevo capítulo de esta cuarta temporada de la serie 'Los cazadores de plusvalías' podría ser Zou
Feddal, aunque el
Valencia se resiste a llegar a los cinco millones solicitados por el Betis por el traspaso de un zaguero que acaba contrato en 2021. Según las informaciones llegadas desde la capital del Turia, el club che, que ofrece al marroquí una subida de sueldo considerable y una vinculación hasta 2022, habría llegado a los cuatro kilos (dos ahora más otros dos el próximo 1 de julio para ser incluidos en el inminente ejercicio fiscal). Sea como fuere, el central llegó del
Alavés por 2,25 millones, más otros 250.000 por objetivos, por lo que, incluso por esos cuatro, la ganancia estaría servida.