Lo imposible. Estas dos palabras, además de para exitosa película de Bayona, darían para resumir el pensamiento mayoritario en el aficionado al fútbol en general cuando el
Betis se interesó por el fichaje de futbolistas de talla mundial como son
Marc Bartra, William Carvalho, Giovani Lo Celso o Nabil Fekir, la ‘bomba’ de este verano.
El atacante francés ha sido el último imposible que han hecho posible
Ángel Haro y José Miguel López Catalán, quienes no paran de demostrar que son firmes en su idea de apostar con todas sus fuerzas por aquello en lo que creen. Y es que, para que el club pudiese escapar de la mediocridad en la que vivió en las últimas décadas previas a su irrupción como consejeros delegados y para crecer, lo primero era perder el miedo a gastar. Y vaya si lo han perdido.
Tanto es así, que a día de hoy
Denilson es el único reducto que resiste a la ambición del dúo
HyC, que ha realizado ya cinco de las seis operaciones más importantes de la historia de la entidad. Directo a la cuarta plaza, desplazando a
Diego Lainez (14 millones) ha entrado
Fekir, que supondrá un gasto fijo de 19,75 millones de euros, cifra que aún podría aumentar en otros 10 kilos en función de unas variables de diversa complejidad que, en el caso de ser cumplidas, podrían dejar al campeón de Rusia 2018 muy cerca del doble ganador de un Mundial, en Corea y Japón 2002 y en Francia 1998.
Por el brasileño, el club pagó en 1998 unos 31,5 millones y
Manuel Ruiz de Lopera pudo presumir de arrebatárselo a todo un
Real Madrid. Tras él, está ahora
Lo Celso, en cuya cesión el pasado curso ya invirtieron tres millones de euros, una buena pista de lo claro que lo tenían con él. Ya este verano, el
Betis ha ejercido la opción de compra fijada en 22 millones, una cuantía que pagará en tres plazos (de siete, siete y ocho kilos). Así, el rosarino ha desplazado a William
Carvalho de la segunda plaza de fichajes más caros, igual que éste hizo en su día con
Bartra, que también cedió luego ante
Lainez.
Al club le salió una jugada perfecta cuando, en el mercado invernal de la 17/18, optó por destinar todos sus recursos a un jugador que elevase notablemente el nivel, como fue el caso del central catalán, antes que repartir el dinero en varios refuerzos de un menor riesgo económico, pero con más dudas en lo deportivo. Demostró que, a veces, lo caro resulta barato (y viceversa), pues su rendimiento está muy encima de los 10,5 kilos que costó ficharle del
Dortmund.
Y como lo que funciona no se debe tocar, en el pasado mercado estival la estrategia fue la misma: poner la mayoría de su prespuesto en la posición que más urge reforzar: la del pivote.
Carvalho salió del
Sporting por 16 kilos más cuatro en variables por el 75 por ciento del pase y el
Betis estará obligado a hacerse con hasta otro 20 por ciento por otros 10 millones más según una serie de condicionantes. La apuesta bética por el luso-angoleño la demuestra un dato: es el fichaje más caro del
Betis en lo que va de siglo y el segundo mayor desembolso en toda su historia, sólo tras Denilson.
Para este mercado estival, ya sin
Serra Ferrer al mando de la dirección deportiva,
Haro y Catalán no han variado el rumbo ni un ápice. Este año, lo primordial era reforzar el ataque y, como años atrás, con el centro del campo o la defensa, no han escatimado en gastos. Además de los 20 kilos de Fekir (y los 8 de
Juanmi), aún falta la operación más cara de esta planificación: la del ‘9’ titular. Sólo por los nombres que se están manejando (Milik, Borja Iglesias...), es evidente que entrará entre los más caros.
Ricardo Oliveira (9 millones en 2009) ya tiene los días contados en el ‘Top 10’.