LaLiga está alterada, quién la desalterará. "Ahora mismo no hay un orden lógico en la clasificación", decía
Quique Setién en su rueda de prensa del viernes. Y no le falta razón.
Una vez consumida una cuarta parte del campeonato, el Alavés lucha por el liderato, el Levante gana en el Bernabéu, el
Valencia se hunde en la tabla y el
Valladolid llega al Benito Villamarín asomado al balcón de las plazas europeas que quiere ocupar el
Betis al final de la temporada. Análisis hay para todo gusto y condición, pero está claro que mandar en el partido no está siendo sinónimo de mandar en el marcador (
veánse al Madrid ayer o al Barça en Leganés), por lo que se abre más que nunca el debate entre los números y las sensaciones, entre los pragmáticos y los perfeccionistas.
En el caso de los verdiblancos, es de elogiar la personalidad de un técnico y de un equipo con las ideas muy claras y con plena confianza en lo que hacen y en cómo lo hacen. Eso, al final, suele dar sus frutos -los viene dando en los últimos meses- y dice mucho y muy bueno del trabajo realizado. Eso sí, ser fiel a uno mismo no resulta incompatible con abrir el grifo de la exigencia. No se puede esperar más al gol.
El equipo con más aspiraciones y más talento debe imponerse, sobre todo en casa, si quiere ir posicionándose en una clasificación tan atípicamente competida como ésta. Por todo ello, el de hoy es un encuentro en el que hay que pedirle al
Betis que, a su manera y con sus ideas, logre plasmar en el marcador esa superioridad que viene mostrando ante sus rivales en lo que va de temporada. No será sencillo, pues el
Valladolid es un rival muy incómodo, que hace mucho con muy poco, que presiona por todo el campo, que no cede huecos (hoy
Sergio reforzará las bandas ante las bajas de sus extremos más ofensivos) y que, además, rentabiliza a la perfección su escasísima pegada.
En el seno del
Betis son muchas las voces que coinciden en que la falta de gol -con sólo cinco es el equipo menos realizador de
Primera- se debe a que los oponentes saben lo que se van a encontrar y esperan muy atrás. Siendo verdad todo ello, no es menos cierto que también los heliopolitanos saben pues lo que les espera en partidos como el de hoy. No hay excusa, por lo tanto, para pedirle que encuentre más alternativas para generar peligro, pues, de lo contrario, el choque podría resultar bastante similar a la primera parte ante el
Dudelange.
Los delanteros del
Betis, además, son los más frescos de una plantilla en la que
Setién debe meditar mucho el diseño de otra obligada rotación; pues además de las bajas de
Guardado, Joaquín y Tello -los dos últimos tampoco se entrenaron ayer- debe tener también en cuenta el posible cansancio acumulado en internacionales como
Mandi, Barta, William Carvalho o Lo Celso; ya que en diez días hay que ir a
Milán, a Getafe y a Santander antes de recibir en casa al
Celta y a los italianos y visitar al
Barça en el Camp Nou.Puede ser el día para que
Feddal recobre sensaciones,
Barragán se reivindique y
Boudebouz e
Inui ganen más protagonismo.
Es el momento de enchufarse a nivel individual y colectivo. Y de posicionarse. Porque
LaLiga está alterada, quien la desalterará. El desalterador que la desaltere, buen desalterador será.