El mundo del baloncesto profesional, más concretamente el de la NBA, se sorprendía este sábado con un inesperado anuncio. Tony Snell reveló que ha sido diagnosticado autista a sus 31 años de edad. El antiguo jugador de los Pistons, Bulls, Bucks o Hawks, entre otros equipos, compartió esta noticia después de que a su hijo de 2 años, Karter, también se le diagnosticara este trastorno.
Snell expresó su alivio al conocer su condición, pero también reflexionó sobre cómo el no haber sido diagnosticado a una edad temprana le permitió alcanzar logros que de otra manera no hubiera sido posible. El jugador considera que su camino en el baloncesto profesional ha sido único y que su diagnóstico actual no cambia el valor de sus éxitos pasados.
"No me sorprendió, porque siempre me sentí diferente", afirmó Snell. "Quiero asegurarme de que mi hijo sepa que lo apoyaré. Cuando era niño, me sentía diferente, pero puedo mostrarle que estoy allí con él y que vamos a llevar esto juntos. Vamos a crecer juntos y vamos a lograr muchas cosas juntos".
"No creo que hubiera estado en la NBA si me hubieran diagnosticado autismo a la edad de mi hijo", siguió diciendo Snell. "Probablemente habrían puesto un límite o un tope a mis capacidades", concluyó.
Esta revelación destaca la importancia de la conciencia y comprensión del autismo, así como la necesidad de apoyo y compasión hacia aquellos que lo experimentan. Snell espera que su experiencia pueda inspirar a otros y fomentar una mayor comprensión y aceptación de las personas con autismo en la comunidad del baloncesto y más allá.
El caso de Snell no es único, ya que hay varios deportistas de élite que han alcanzado la cima a pesar de padecer trastorno del espectro autista.Uno de los casos más destacados es el del nadador olímpico Michael Phelps. Considerado uno de los mejores deportistas de la historia, Phelps fue diagnosticado con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), una forma de autismo que dificulta la concentración en las tareas. Desde sus años preescolares, los maestros se quejaban de su hiperactividad, falta de concentración, comportamiento desafiante y su resistencia a seguir las instrucciones.A pesar de estos desafíos, Phelps decidió retirarse de la natación a los 31 años, dejando resultados sorprendentes en su camino. Se convirtió en el atleta olímpico más condecorado de todos los tiempos, acumulando un total de 28 medallas en los Juegos Olímpicos, incluyendo 23 medallas de oro, 3 de plata y 2 de bronce.La historia de Phelps es un ejemplo inspirador de cómo el diagnóstico de un trastorno del espectro autista no define los límites del éxito. Su dedicación, talento y determinación le permitieron superar cualquier obstáculo y convertirse en una leyenda del deporte, demostrando que las personas con autismo pueden alcanzar logros extraordinarios en sus respectivas disciplinas.