Opinión

La sensación y el momento equivocados

Aitor TorviscoAitor Torvisco
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La sensación y el momento equivocados
- Aitor Torvisco
Me van a perdonar. Debo sincerarme y admitir que no estoy capacitado para calificar el acuerdo que han alcanzado Haro-Catalán con Bitton Sport. A simple vista, parece un pasito más para acercarse a esa quimera denominada estabilidad institucional. No obstante, no hace falta ser muy avispado para intuir lo mucho que le interesará este pacto a Luis Oliver, dibujado hasta ahora como un presunto saqueador. En ello basan su profundo rechazo 'BxV' y 'PNB'. Falta conocer datos, muchos más datos. A falta de ellos -es de esperar que el recién coronado como club más transparente de LaLiga no apague ahora la luz y nos deje a oscuras-, aquí hablaremos del momento escogido para hacer público un acuerdo de ese calibre.

El mal de la inoportunidad es componente esencial de ese carácter autodestructivo del Betis. Lo aceptable parece mediocre, lo regular provoca depresiones y lo malo... el apocalipsis. Una espiral interna que fagocita a todo el que atraviesa las puertas del Benito Villamarín y le condena al desprestigio. Léanse, como ejemplo, las desafortunadas palabras de un tipo serio y contrastado profesional como es Torrecilla. O las habituales salidas de tono de Haro, quien cuando más señalado se siente, llena su boca de ´conspiranoias´ y "campañas mediáticas contra el Betis".

Pues en ésta se han metido solos. Anunció el brindis al sol con Oliver un viernes por la tarde, a sólo 24 horas de un partido, desviando así la atención del tapete de juego y minimizando la importancia de ganarle a Osasuna, vital para que la intención de dejar de mirar al descenso se sustente con puntos en el casillero que sirvan de abrigo para las famosas, pero frías, sensaciones.

Entre el discurso erróneo del director deportivo y la duda del significado real del pacto con Bitton, el bético fue al estadio con la escopeta cargada. Hubo protestas, se oyeron pitos, se generaron bandos. Fue buscando las sensaciones y, viendo que el Betis no quería/podía hacer sangre de un rival hundido, olvidó lo importante: los hechos. El equipo ganó en casa dos meses y medio después, se acabó la sequía de Rubén, el descenso queda lejos y jugadores como Brasanac se agarran con fuerza a la titularidad.