Antes de que se confirmara su eliminación prematura en los dos primeros torneos del Grand Slam o de que perdiera claramente ante Carlos Alcaraz en la final de Wimbledon, Novak Djokovic había dejado caer que ya vislumbraba el final de su carrera y que ya podrían verse cambios esta misma temporada.
"Soy padre de dos hijos, estoy lejos de mi familia y cada vez que viajo por un período prolongado se me rompe el corazón. Así que siempre estoy pensando en cuánto tiempo debería jugar, cuántos torneos debería jugar y si... ¿vale la pena?", señalaba en el arranque de 2024 el tenista serbio, quien posteriormente, tras caer ante Sinner en las semifinales del Open de Australia, se reafirmaba con unas declaraciones parecidas sobre su futuro. "Cuando sienta que no soy capaz de competir al máximo nivel y deje de ser candidato a ganar Grand Slams será cuando considere retirarme. (...) Sin embargo, estar separado de mi familia me duele cada vez más, eso es por lo que más lucho ahora y trato de adaptar mi calendario. Creo que me he ganado el derecho a elegir qué torneos jugar y, lógicamente, los Grand Slams son la prioridad... y los Juegos Olímpicos", afirmó entonces.
Djokovic, tras ser finalista en los cuatro torneos del Grand Slam el pasado año, se marcó la cita de París 2024 como prioritaria para esta temporada. Y logró ganar el oro olímpico que tanto tiempo estaba buscando.
Su celebración sobre la arena de Roland Garros significó una liberación para él. Pocos o casi ningún reto y motivación le quedaban ya en su carrera. Tal vez alcanzar los 25 Grand Slam y superar a Margaret Court o ganar 110 torneos ATP y hacer lo propio con Jimmy Connors, aunque esto último está lejos, pues le quedan once y este año no ha ganado ninguno -los JJ.OO. no cuentan-.
De momento, aunque no lo ha anunciado, todo hace indicar que irá a por el primer objetivo en el US Open. Pero lo seguro es que no lo preparará en la pista, pues se borró del único torneo en el que podría haber jugado, el que se está disputando esta semana en Cincinnati.
Y sus palabras en la celebración de oro, en Belgrado, apuntan a un recorte definitivo cuando no un adiós al tenis a muy corto plazo. "Está completa. He conseguido todo lo que quería con este oro. (...) Ha sido un largo viaje. Realmente quiero disfrutarlo lo más que pueda, estar en el momento y luego pensar en lo que sucederá a continuación", afirmó.
La esperanza que queda es la de seguir viéndose que puede ganarle, como a Alcaraz, a los jóvenes que están tomando su relevo, algo que no había logrado aún en este 2024 hasta la final olímpica. "Amo este deporte. No juego solo juego para ganar torneos, juego porque me gusta competir, entrenar y perfeccionar mis habilidades. Este deporte me lo ha dado todo en la vida y ahora solo trato de devolvérselo con la dedicación y sacrificio que pongo sobre la pista cuando la gente no me ve. Entreno tanto como cualquier joven y este éxito no es casualidad", indicaba el serbio.
Su planificación de aquí a final de temporada, salvo sorpresa, será mínima. Tras el US Open, jugará en una exhibición contra Grigor Dimitrov durante la semana de la Laver Cup y ya verá si juega el Masters 1000 de Shanghai y el de París, en octubre. Y se supone que también lo hará en las ATP Finals, aunque ahora mismo es sexto en el ránking y no tiene muy lejos a Tsitsipas y Fritz, noveno y décimos clasificados. Lo que ocurrirá más allá lo tendrá que decidir, aunque tras ganarlo todo, poco más le queda que ofrecer.