El inicio de
Joris Gnagnon en el
Saint Etienne no ha sido el esperado. El exjugador del Sevilla FC regresó a su país y llegó a un acuerdo hace más de dos meses con el club galo, pero no ha sido presentado hasta hace unos días. El motivo eran las dudas que Los Verdes tenían de que pudiera alcanzar la forma para jugar a nivel profesional.
Según asegura 'Le Parisien', Gnagnon llegó con 20 kilos de más en noviembre y
Pascal Dupraz, el técnico que sustituyó en diciembre a Claude Puel, pidió que le ficharan a otro central ante las dudas que tenía de que el exsevillista pudiera jugar. Finalmente, llegó otro ex de LaLiga, el exvalencista
Mangala, que estaba sin equipo desde que el verano pasado acabara contrato con el equipo che.
De hecho, según asegura este medio, un compañero suyo cuyo nombre no ha trascendido lo confundió con un guardia de seguridad por su aspecto físico.
"Era muy regordete", reconocía éste.En este tiempo, Joris Gnagnon ha bajado de peso, pero aún no está para jugar. El exsevillista firmó por seis meses en una de las últimas decisiones de
Claude Puel antes de ser despedido. Es el tiempo que tiene para ponerse en forma y demostrar que puede ser futbolista profesional.
Gnagnon, que
firmó por el Sevilla FC en 2018 por 15 millones y salió con esta temporada empezada tras dos campañas casi inédito por sus problemas de peso,
ya tuvo que perder 13 kilos antes de llegar al cuadro hispalense para poder jugar en el Rennes, como él mismo reconocía en una entrevista. Por lo que sus problemas de peso no son nuevos.
En los más de tres años que ha pertenecido el central galo a la disciplina sevillista su aportación se reduce a
17 partidos oficiales, poco más de 1.200 minutos disputados, y un sinfín de impedimentos propios y ajenos para encontrarle una salida digna con la que recuperar parte de lo invertido o con la que que seguir perdiendo dinero con su figura. Tras intentar venderlo y no lograrlo de ninguna manera -él y su agente tampoco ayudaron-, también se trabajó sin suerte en posibles cesiones que se hicieran cargo de su ficha, de 1'4 millones de euros netos por curso. Al final, no quedó otra que el despido. Pruebas para justificarlo tenía de sobra.
Aunque su trayectoria es aún corta,
su nombre ya está junto al de