Rony Lopes tenía esperanzas de poder regresar a la disciplina del Sevilla tras un año en el que tuvo un rendimiento bastante regular en el Niza. Sabía que tendría hombres por delante y mucha competencia, pero también la idea de convencer a Lopetegui de que tenía sitio en este equipo.
Sin embargo, pronto se dio cuenta de que no tenía opción. No sólo no tenía sitio sino que el que ocupa su rol en el equipo, el marroquí Idrissi, también tiene un papel secundario para un Lopetegui que no juega con extremos puros.
Con tres años de contrato por delante, la peor inversión reciente de la Era Monchi hacía de nuevo las maletas con la intención de sobresalir en un club puntero de una Liga de segundo nivel, el Olympiacos, un club con el que podía aspirar a títulos y dejarse ver en Europa con la idea de relanzar su carrera.
Lo primero, los títulos, tal vez los consiga, pues su equipo marcha líder de la Súper Liga griega con ocho jornadas disputadas. Lo segundo, lo de relanzar su carrera y que el Sevilla pueda encontrar a algún club que quiera ficharlo, parece mucho más difícil. En Grecia no ha despegado.
El pasado sábado, el extremo portugués jugó su segundo partido como titular desde que llegó al campeonato heleno. Fue ante el Panetolikos y dio un pase de gol a Tiquinho cuando sólo se llevaban jugados 13 minutos. Pero luego le sustituirían a los 55' por el marroquí El Arabi. Esos 55 minutos son casi un tercio de los 180 que lleva disputados en toda la temporada, repartidos en siete encuentros entre todas las competiciones.
Pueden parecer pocos, pero es que antes de eso había disputado la friolera de 14 minutos en el último mes y medio. Un minuto ante el Panathinaikos y 13 frente al Eintracht en la Europa League. Menos incluso que lo que jugaba aquí en ese año en al que apenas contó para Lopetegui.
Rony Lopes amenaza con convertirse en el peor fichaje de la historia del club. Si ya no lo es. Su llegada a Sevilla ya fue algo forzada, en medio de un traspaso de Ben Yedder por debajo de lo esperado y ante el deseo de salir del delantero francés. Su precio oficial de traspaso se cifró en 25 kilos y ahora nadie quiere hacerse cargo de él, ni siquiera gratis.
En el Olympiacos apenas cuenta para su técnico Giannis Anastasiou y podría intentar devolverlo en el mercado invernal. Un problema añadido a los que el Sevilla FC ya tiene en casa (Amadou o hasta hace poco Gnagnon) en este momento.