El
Sevilla de Lopetegui se ha acostumbrado a
resistir en la
recta final de los partidos, con resultados ajustados que
defiende con solvencia como reflejo de que jugar y sufrir con la presión de los últimos minutos.
Lo hizo, por ejemplo, en las tres últimas victorias ante
Betis, Valladolid y Getafe, en las que conservó la ventaja en el epílogo, lo que le permitía aprobar una asignatura pendiente, ya que la estadística refleja que cuando
más goles encaja el Sevilla es en la franja de los últimos
15 minutos, con
cinco tantos.
Este cambio en el esprint final puede resultar
fundamental el domingo ante un equipo que
termina los partidos al cien por cien y con una elevada
producción anotadora. No en vano, el
conjunto de Arrasate se crece sobremanera en las segundas partes, hasta el punto de ser el equipo
con más capacidad de reacción en la reanudación.
De hecho, en los
primeros 45 minutos únicamente suma
12 puntos, por los
25 una vez atravesado el ecuador con un aumento de la
producción muy considerable. Hasta el 45’ sólo ha conseguido perforar la portería rival en
cinco ocasiones, mientras que en la segunda un total de
16, llegando la mitad de esos tantos en los últimos 15 minutos. Por ende, es vital mantener la concentración en el ocaso del choque si se llega con un resultado ajustado, pues los rojillos aprietan más que ningún otro equipo y más aún si cabe en su propio feudo.
A favor del
Sevilla en este contexto cabe decir que también se les da
mejor las segundas partes, situándose entre los mejores equipos de
Primera en esta fase, sólo superado por
Osasuna y Real Madrid, si bien no con un cambio tan explosivo como el pamplonica, lo que a su vez podría ser una ventaja.
Y es que a
Osasuna le cuesta entrar en los choques,
circunstancia aprovechable para un
Sevilla que normalmente toma el control en los inicios.