Roque Mesa está “frito” por lucir como sevillista, aseguraban a la redacción de este diario desde su entorno; una realidad que el propio futbolista ha hecho pública en las últimas horas entre
plegarias y sollozos. Una forma de presionar sin tensar la cuerda y tocando la fibra que, sin embargo, no ha tenido ningún efecto en la planta noble del Estadio de Gran Canaria, donde se mantiene inflexible y fiel a sus exigencias:
unos 10 millones de euros. “No hay nada más desde que
la semana pasada recibimos una oferta formal del Sevilla -de cinco millones de euros- que nosotros también
desestimamos formalmente”, asegura a
ESTADIO Deportivo el
director deportivo de Las Palmas, Toni Cruz, quien añade que “no ha habido más movimientos” al respecto y que, lógicamente, “todo depende del Sevilla”.
“El jugador no está en el mercado; existe un interés de otro equipo, como es el Sevilla, y por eso estamos hablando del jugador. Pero nosotros no entramos en subastas, porque el jugador simplemente no está en el mercado”, apostilla Cruz, quien recuerda que pese a ser su entidad “un club vendedor”, siempre han sido “viables” y que este año, más allá de los traspasos, también han podido encontrar el “equilibrio económico” en otros aspectos, como serían los nuevos derechos de televisión. Es decir, que en Las Palmas saben que tienen la sartén por el mango y en esas están: “
Roque Mesa no es un jugador que esté en venta, lo que no quiere decir que no lo vendamos. Debemos mirar por nuestros intereses, al igual que los otros lo hacen por los suyos. Aquí está todo muy claro; a mí no me gusta meterme en lo que hacen los demás, por lo que tampoco me gusta que se metan en lo nuestro. Y no lo digo por el Sevilla, que muy correctamente ha hecho una propuesta que nosotros hemos desestimado igual de correctamente. Hablo en general. Cada uno tiene su política. Hay quien acostumbra a comprar barato y vender caro, al igual que nosotros siempre hemos sido vendedores, pero nosotros somos los que tenemos los derechos económicos y deportivos del jugador”. O lo que es lo mismo, que si el Sevilla quiere contar con el centrocampista canario el curso que viene, que se aproxime a los diez millones de euros a partir de los cuales la UD estaría dispuesta a hablar, teniendo en cuenta que la cláusula de rescisión del futbolista es de 30 millones de euros. Y al futbolista, pues más de lo mismo.
“Al igual que en septiembre ampliamos su vinculación porque él quería, existiendo una incertidumbre de rendimiento que es verdad que ha salido bien, ahora se debe a su contrato. Él ya sabe cuándo tiene que incorporarse al grupo”, apostillaba Toni Cruz, quien no quiere reforzar nuevamente al Sevilla a precio de costo, como ya ocurriera en su día con Vitolo.
Unos ruegos, los de Roque Mesa, que parecen haber tenido poco efecto en la entidad insular, donde optan por imponer sus intereses deportivos y económicos por encima de los sentimientos y del corazón. Una postura firme que pone en una complicada situación al
Sevilla, quien ya lo tiene todo acordado con el jugador hasta 2020.