La Segunda división del fútbol español es una de las categorías
más difíciles de todo el planeta fútbol. Su l
argo calendario hace que todos los equipos pasen por rachas de todos los colores: desde las más
triunfales hasta profundas
crisis que remueven estructuras deportivas de un plumazo.
Eso lo sabe bien
Rubi, que tiene una larga y notoria experiencia en la categoría de plata del fútbol español. Su última aventura antes de regresar a
LaLiga Smartbank por medio de la
UD Almería fue la temporada del
ascenso de la SD Huesca, algo que le sirvió para dar el salto a un
Espanyol que, más tarde, conseguiría el billete para disputar la
Europa League de la mano del técnico catalán.
Ahora el conjunto almeriense está sufriendo una de esas
temibles crisis en las que no le sale nada al equipo de Rubi. Un mes de enero que está siendo infausto para los intereses del club indálico, que tiene las miras puestas en un
ascenso que se le lleva resistiendo durante dos temporadas bajo el mandato de
Turki Al-Sheikh.
Los números son malos en este 2022:
cinco partidos disputados, si contamos el de Copa frente al Elche,
sin ninguna victoria y solo un empate frente a Las Palmas. Sin embargo, esta perspectiva negativa puede cambiar si echamos un vistazo a los números que cosechó Rubi en la temporada del ascenso con el Huesca en la 17/18.
Como bien sabemos, esta temporada el Almería asaltó el
liderato de la categoría de plata del fútbol español en la
jornada 8 por primera vez. Poco le duraría, pues tras la derrota precisamente contra el Eibar perdería la condición de líder en la jornada 10. Se repuso rápido el conjunto dirigido por Rubi y únicamente estuvo una jornada alejado de la cima de la tabla.
Desde entonces el Almería fue líder de manera ininterrumpida hasta la noche del lunes.
14 jornadas como líder en las cuales encadenó
siete partidos seguidos ganando y diez jornadas sin perder.
Es una trayectoria inicial
increíblemente parecida a la del Huesca de Rubi:
se asentó en el liderato en la jornada 13 (dos partidos más tarde que el Almería) y
lo perdería en la jornada 31. Entre ambas fechas, el conjunto oscense tuvo una racha de
cinco partidos consecutivos ganados. Llegó a estar a
ocho puntos del segundo y a once del tercero. Esta temporada, la máxima diferencia del Almería con el segundo fue de
nueve puntos y de once sobre el tercero.
La crisis también llegó aquella temporada a El Alcoraz:
el Huesca estuvo ocho partidos sin ganar, hecho que propició la caída del equipo de Rubi de los puestos de ascenso directo en la jornada 34. A estas alturas,
el Almería encadena cuatro partidos sin ganar en los que solo ha conseguido un empate,
pero aún figura en los puestos de ascenso directo.
Lo que pasó después del famoso bajón, fue historia. El equipo dirigido por el de Vilasar de Mar
pegó un arreón final en la parte más crucial de la temporada,
ganando cuatro partidos seguidos y encadenando seis jornadas sin conocer la derrota. Esta última buena racha fue lo que permitió
celebrar el ascenso a dos jornadas del fin del campeonato.
La esperanza de los aficionados del Almería pasa por que las trayectorias de ambas temporadas de Rubi sigan siendo igual de paralelas para poder celebrar el ansiado ascenso allá por el mes de mayo.