El malaguismo está de luto después de haber conocido en la mañana del 23 de enero la triste noticia del fallecimiento de Antonio Benítez, toda una leyenda en un club en el que llegó a ser jugador, entrenador y consejero. Tenía 79 años.
"Blanquiazul como jugador, entrenador y consejero. Una auténtica leyenda. La Familia Malaguista se encuentra rota de dolor en estos momentos. Nuestros pensamientos están con su familia y amigos. DEP", era el comunicado que lanzaba a través de las redes sociales el Málaga.
Alicantino de nacimiento y malagueño desde muy pequeñito, pronto mostró sus aptitudes para el fútbol. Con apenas 18 años entró en la disciplina del ya extinto Club Deportivo Málaga para jugar en su filial. Allí estuvo cuatro temporadas hasta que ascendió, como centrocampista, al primer equipo en la temporada 64-65. Y allí permaneció hasta su retirada como jugador en 1976. En ese tiempo disputó 222 encuentros oficiales y consiguió cuatro ascensos a la máxima categoría.
Benítez comenzó pronto su carrera como entrenador en el filial. No duró demasiado cuando lo llamaron para dirigir a los mayores. Su primer éxito, un ascenso en la 81/82 y grandes e históricas goleadas como la del 6-2 al Real Madrid. Tras varios años de ausencia en los que dirigió al Murcia, regresó en 1994 al recién nacido y actual Málaga CF, al que ascendió a Segunda B y dejó en 1996. Fueron, en total, 311 partidos desde el banquillo. Antes del cambio de siglo, Antonio volvió a su club para desempeñar diversos cargos, el último de ellos el de consejero consultivo.
Su labor, su condición de mito del malaguismo, hizo que la entidad le rindiera un homenaje concediéndole su nombre al pasaje por el que se entra a las oficinas del estadio, así como la puerta central por el que se accede a la grada de preferencia en La Rosaleda.