Las comparaciones son odiosas, pero necesarias. Especialmente, para saber si se evoluciona o, por el contrario, se va empeorando. Y una vez completada la mitad del calendario 21/22,
las cosas no pintan bien para el Málaga de José Alberto López en comparación con el de la pasada temporada. O sí, depende del dato que se quiera tomar de referencia. Lo que es incuestionable es, como diría Pellegrini, el puntaje. Ahí no hay margen de error ni de interpretación.
Tras 21 jornadas disputadas,
los blanquiazules dirigidos por Sergio Pellicer sumaban 28 puntos tras ganar 7 partidos, empatar otros 7 y perder también 7. Se encontraban a 8 puntos de los playoffs que cerraba el Sporting de Gijón.
En la actualidad, con el nuevo entrenador, cuentan con 27 puntos, uno menos, aunque a 4 de distancia de la sexta posición. La zona de privilegio es mucho más barata esta campaña que en la 20/21, si bien a la vista está que no lo están aprovechando.
Lo que ocurre es que
el contexto era bien distinto respecto a hace 12 meses. Aquel Málaga de transición sólo se fijaba en lograr la permanencia como fuese. Tenía unas dificultades para salir adelante que no padece el de ahora.
La sanción de la Liga impedía contar en la plantilla con más de 18 profesionales inscritos, por lo que había que jugar de domingo a domingo con un montón de canteranos con el riesgo que suponía de cometer alineación indebida. En más de una y de dos ocasiones se rozó ese hecho al coincidir en el campo cuatro del filial. Las penurias económicas tampoco ayudaban a paliar la situación. El tope salarial era, con 2,4 millones de euros, el más bajo de la categoría y con diferencia. Y aun así,
se consiguió el objetivo de la permanencia con muchas semanas de antelación.Sin embargo,
el objetivo para este curso no era únicamente el de la salvación. El propio Manolo Gaspar, máximo responsable deportivo, se encargó de poner la cota de la ilusión muy arriba para competir por meterse en los playoffs después de la ampliación del tope salarial y ya sin el castigo de las inscripciones. Con más dinero -un límite salarial que está en el Top10 de la categoría- se pudo traer a gente como
Antoñín, Sekou o Víctor Gómez. De momento, tras la primera vuelta disputada, está, en números, más cerca que hace un año de entrar en el vagón de los privilegiados, pero con un punto menos que la pasada campaña cuando el ascenso está más mucho barato.