FÚTBOL LEGANÉS

El sueño más grande del Leganés toca a su fin

El sueño más grande del Leganés toca a su fin
El sueño más grande del Leganés toca a su fin
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 8 min lectura

Madrid, 19 jul (EFE).- La trayectoria del Leganés en la máxima categoría del fútbol español ha vivido su final, al menos de momento, tras confirmarse su retorno a Segunda después de una temporada repleta de adversidades.

Los blanquiazules han logrado resistir cuatro campañas en la elite desde que lograran entrar en la misma por primera vez en su historia tras el sorprendente ascenso en la 2015-2016, después de solo dos cursos en la división de plata.

Fue sin duda un logro muy meritorio por el que nadie hubiese apostado años atrás, cuando el conjunto blanquiazul se había estabilizado como un habitual de la Segunda División B mientras trataba de sobrevivir a los apuros económicos que amenazaban con su desaparición.

La entrada de la familia Moreno Pavón, representada en la figura de la presidenta Victoria Pavón, unida a una serie de acertadas decisiones en el plano deportivo fueron la clave para que la entidad haya vivido sus momentos más gloriosos hasta la fecha.

Uno de esos aciertos en los despachos fue la contratación del técnico Asier Garitano, que no solo logró sacar al club del tercer escalón en el que se había 'acomodado' sino que le hizo soñar en grande al tiempo que se desprendía de cualquier complejo de inferioridad.

Tras devolverle a Segunda en su estreno en el banquillo de Butarque, solo necesitó una temporada de asentamiento allí para acometer el asalto al escalón superior con una plantilla con nombres como el argentino Martín Mantovani.

Este último ha sido también otro de los referentes para los aficionados, pues fue uno de los pocos que vivió como protagonista todo el proceso hasta su salida junto a Garitano en mayo del año 2018.

Esas marchas supusieron el fin de un ciclo y solo Javier Eraso, que entre medias disfrutó de un periodo en el Athletic de Bilbao, permanece de cuantos disfrutaron de aquella gesta sellada en L'Hospitalet.

El centrocampista vasco ha sido asimismo protagonista del fin de un camino entre los grandes, con cuatro etapas que ha permitido a los madrileños paladear experiencias difícilmente imaginables en un pasado no tan lejano.

La inicial, pese a las dificultades por atraer a algunos futbolistas que consideraban volvería a bajar más pronto que tarde, se saldó con una sufrida permanencia que comenzó a fraguarse con el primer triunfo en LaLiga Santander ante el Celta de Vigo. La solidez en casa y algún otro resultado positivo a domicilio obraron el que para muchos era un objetivo ambicioso.

Algo más estabilizados, llegaría el segundo curso. Y con él uno de los pasajes más gloriosos que se ha visto en la localidad madrileña, la clasificación para las semifinales de la Copa del Rey remontando la eliminatoria de cuartos ante el Real Madrid con una victoria en el estadio Santiago Bernabéu.

En lo que respecta a aquella campaña liguera se recordará el arranque positivo, con veinte puntos conseguidos de los veintisiete primeros en juego, alguna que otra alegría de entidad en Butarque frente a contrarios de la talla del Athletic y el Sevilla y el partido de despedida de Garitano y Mantovani.

La tercera parada era todo un reto en la medida en que tocaba cambiar el modelo con la salida del entrenador. Se optó por darle las riendas al argentino Mauricio Pellegrino, quien tardó en dar forma al equipo hasta que un triunfo por 2-1 contra el Barcelona cambió la dinámica.

Después llegaría una buena racha de resultados y más adelante un conjunto entonado que fue capaz de ganar en Getafe o en Sevilla para acabar decimotercero en la que ha sido la mejor clasificación histórica.

Ese rendimiento hizo que se mantuviera la confianza en el hombre que se sentaba en el banquillo para la 2019-2020 pero lo cierto es que nada parece haber salido bien desde entonces. La primera piedra en el sendero apareció al inicio, ya que se encadenaron nueve partidos sin ganar salpicados de alguna decisión arbitral que mermó la confianza.

Tras la salida de 'El Flaco' se apostó como bisagra por Luis Cembranos, que trajo consigo un triunfo ante el Mallorca pero acabó dejando su sitio a un preparador más experimentado como es el mexicano Javier Aguirre.

Con el vestuario ya adaptado a sus métodos y más confiado en la medida en que comenzaban a llegar las buenas noticias, el que muchos consideran poco provechoso mercado invernal les abofeteó de manera inesperada.

Youssef En-Nesyri y Martin Braithwaite, puntales ofensivos que cargaban sobre sus hombros con muchas de las esperanzas de salvación, pusieron rumbo al Sevilla y al Barcelona respectivamente al abonarse sus cláusulas de rescisión.

En el caso del marroquí, la alternativa fueron el retorno de Miguel Ángel Guerrero y Roger Assalé. Pero en el del danés, la capacidad de reacción fue imposible pues su salida se produjo fuera de mercado como consecuencia de la lesión de un futbolista azulgrana. No se permitió a los leganenses fichar, pese a que estaba cerrada la incorporación del colombiano Carlos Bacca, y estos se quedaron con mucho dinero en las arcas pero pocos recursos arriba.

La ausencia de gol comenzó a suponer un problema que paliaba, en la medida de lo posible, el centrocampista Óscar Rodríguez. De hecho suyos fueron los dos tantos que permitieron imponerse en Villarreal para aumentar la confianza en la permanencia. Entonces, cuando parecían disparados, hizo acto de presencia el parón competitivo provocado por la crisis sanitaria del coronavirus.

La vuelta tras el mismo trajo algunos reveses inmediatos y además muchas lesiones de hombres importantes. Pese a que hasta el final han dado la cara y han peleado contra la adversidad, nada de eso ha sido suficiente.

Ahora toca empezar de nuevo, iniciar un proyecto de cero desde un punto de partida que es desconocido para el Leganés toda vez que nunca antes ha sido desde la pretemporada un firme candidato al ascenso a Primera.

Invertir bien los ingresos, con poco tiempo de margen, para construir un vestuario sólido en base a hombres capaces de cumplir con esas aspiraciones, no será sencillo. Y lidiar con la presión que ello supone es una patata caliente para quien esté en la banda, si esa persona no sigue siendo Javier Aguirre. Sea como sea, ya solo queda trabajar para que el futuro sea tan provechoso como lo ha sido el pasado reciente.

Carlos Mateos Gil