La súper-campeona de Vail (Colorado), tercera en la primera manga, ganó con seis décimas de ventaja respecto a la sueca Anna Swenn-Larsson; y con un segundo y tres centésimas sobre la eslovaca Petra Vlhova, medallista de bronce. Logrando de esta forma su sexto título mundial, el cuarto consecutivo en eslalon, después de los que festejó en los campeonatos de Schladming'13 (Austria), Beaver Creek'15 (EEUU) y St.Moritz'17 (Suiza).
La niña prodigio reconvertida en devoradora de récords sumó uno más. En la estación en la que ya había ganado cuatro veces y donde logró el primero de sus 56 triunfos en Copa del Mundo, competición en la que avanza con firmeza hacia un tercer triunfo seguido final. Sólo Christl Cranz, una de las grandes figuras deportivas del Tercer Reich, había ganado cuatro títulos en la misma disciplina. La alemana -doce veces campeona mundial en los años 30- capturó oro en eslalon en los Mundiales de St.Moritz'34 (Suiza), Chamonix'37 (Francia), Engelberg'38 (Suiza) y Zakopane'39 (Polonia). Pero Cranz, que murió a los 90 años en 2004, no lo hizo en cuatro campeonatos (de aquella, anuales) seguidos, como Shiffrin; que marcó otro hito histórico en el deporte rey invernal, en el que nadie había encadenado cuatro títulos seguidos en la misma disciplina. Mikaela -que a los 18 años se convirtió en la más joven campeona olímpica de eslalon de la historia, en Sochi'14 (Rusia)- soportó con maestría una presión que pudo esta vez con la suiza Wendy Holdener; que, tras dominar la primera manga, cometió un fallo estrepitoso en la segunda, descalabrándose hasta el decimoséptimo puesto final.
Holdener, ganadora de la combinada y que en Are había firmado un segundo oro, con su país, en la prueba por equipos, amenazaba la condición de gran triunfadora de los Mundiales de la estadounidense. Al igual que Vlhova, campeona mundial de gigante y que, tras la plata de la combinada, se colgó al pecho el metal que le faltaba.
Shiffrin acabó fijando trono en Suecia. Marcó el mejor crono en la bajada decisiva -fue la única en bajar del minuto-, pulverizó el de sus rivales y abandonará Are con dos oros (también ganó el supergigante) y un bronce: el del gigante.
Holdener lideraba con una décima sobre Swenn-Larsson y quince centésimas respecto a Shiffrin; con la austriaca Katharina Liensberger -que no mejoró el cuarto puesto- a 27; y Vlhova, quinta, a 46. En una prueba en la que sólo contaban para el triunfo las seis primeras: la sueca Frida Hansdotter, oro olímpico el año pasado en PyeongChang (Corea del Sur), era sexta, a 56 centésimas; pero la séptima, la alemana Christina Geiger, estaba a segundo y medio.
La primera referencia en el acto decisivo la marcó la austriaca Bernadette Schild. A la hermana de la mítica Marlies -cuyos 35 triunfos en eslalon de Copa del Mundo sólo supera Shiffrin (38)- la mejoraron sus paisanas Katharina Truppe y Katharina Huber, líder provisional antes de que atacasen por segunda vez la pista Gastrappet las mejores ocho. Hansdotter hizo valer su ventaja inicial para, a pesar de un fallo en la parte alta y una bajada irregular, tomar el liderato a falta de las cinco mejores y concluir quinta. Vlhova pulverizó su crono, que rebajó en 1.36, metiendo presión a las cuatro que quedaban en el portillón. Liensberger se quedó con el puesto más desagradecido, a cuatro décimas de la eslovaca, a la que superó claramente -en más de un segundo- la súper-campeona de Vail. Que observó en meta cómo Swen-Larsson se acercaba a sólo seis décimas y que Holdener tampoco osaba a sentarse en su trono. En Are, Shiffrin acaba de instaurar el absolutismo en el esquí alpino.
Adrian R. Huber