La mañana de la séptima jornada de competición en los Juegos Paralímpicos de París 2024 ha arrancado de forma inmejorable para la delegación española, gracias a que el ciclista valenciano Ricardo Ten, que ha dado una auténtica exhibición en el circuito urbano de Clichy-sous-Bois para llevarse el oro en la contrarreloj de la clase C1, aventajando en 38 segundos al alemán Michael Teuber, que se colgó la plata. El español salió el último de los diez participantes en la contrarreloj, de 14,1 kilómetros y dos rampas de 4.5 y 4.7%, con salida y llegada en Clichy-sous-Bois, y aprovechando las referencias fue controlando, para comandar desde el principio hasta el final y acabar coronándose, en la que es su tercera presea en la capital gala, tras un bronce y una plata en ciclismo en pista.
El español salió muy bien del portón y, con una cadencia fluida y constante, ya marcó el mejor tiempo en el primer paso intermedio tras imponer una velocidad que le permitió incluso doblar a alguno de los rivales, como el alemán Pierre Senska, finalmente cuarto. Al final Ten paró el crono en 20:39.53, aventajando en 38.61 a Teuber y en 39.41 al polaco Zbigniew Maciejewski, bronce. Además, con esta victoria en la contrarreloj, el valenciano se resarce de lo que le ocurrió hace tres años en Tokio en la misma prueba, cuando un golpe de calor cuando iba tercero le privó de la medalla.
Ricardo Ten, de 49 años, puso fin en 2016 a una exitosa carrera como nadador que le llevó a participar en cinco Juegos Paralímpicos (Atlanta'96, Sidney 2000, Pekín 2008, Londres 2012 y Río 2016) en los que ganó tres oros, una plata y tres bronces. Y tras dejar de lado el bañador probó el ciclismo, y en los ocho años que lleva sobre la bicicleta no ha dejado de acumular metales de todos los colores en Mundiales y diversas competiciones internacionales, ganando también un bronce en velocidad por equipos en Tokio 2020.
La vida de Ricardo Ten, sustentada por una capacidad de superación inigualable, cambió a los ocho años. Fue con esa edad cuando sufrió un accidente cuando estaba jugando con su primo encima de una casa de campo. Había unos hierros cerca y por encima pasaba un tendido eléctrico, con tan mala suerte de que, mientras jugaba, una barra de hierro debió de rozar a Ricardo y se electrocutó. Llegó al hospital con el 75% de su cuerpo quemado, pasó por varias operaciones y sufrió la amputación de los dos brazos y una pierna. Pero supo resarcirse y encontrar en el deporte la forma de sobrellevar su condición.