El ´eterno´ parón liguero ha servido en el Betis para que
Haro y
Catalán firmen un envenenado pacto con
Oliver que, más que la anunciada paz social, ha activado la guerra accionarial que seguía ´sub iudice´, pendiente de una resolución judicial. Los que mandan están satisfechos. Tan contentos que aseguran que habrían firmado con el "presunto delincuente" incluso después de conocer que la Audiencia mantenía las medidas cautelares sobre
el 31,38% de las acciones de Lopera (Farusa), en poder, tras el acuerdo, de ´Ahora Bitton Ahora´. Las plataformas han criticado las prisas de Haro y Catalán, y les piden transparencia, todos los detalles del contrato firmado con Oliver... Cansados de leer y escuchar opiniones sobre una trama que nada tiene que ver con el fútbol, con un club cuya primera y última razón de ser es el fútbol, los aficionados béticos volverán a ver, por fin, otro partido de su equipo. Y verán si el
Betis logra ganar dos encuentros consecutivos por primera vez tras la llegada de Víctor. El ruido del entorno se apacigua con triunfos. El ruido de sables empuñados esperando derrotas se silencia con victorias. Diez partidos restan para que acabe la temporada, para evaluar de nuevo si, ahora que pregonan estabilidad y van a centrarse en lo importante, Haro y Catalán están capacitados para dar un impulso definitivo a la -ya lo reconocen- mediocre gestión deportiva.