Dramática situación la que se vive en Mestalla, con un Valencia CF que es colista de Primera división tras perder este pasado lunes contra Las Palmas (2-3). El conjunto che no levanta cabeza y tras el patón de selecciones sufrió una dolorosa derrota ante un rival directo en la tabla que le convierte en un equipo abocado al descenso. Sus sensaciones no mejoran sobre el césped pese a que Baraja trata de tocar teclas y la afición estalla.
El valencianismo se echó a la calle tras el partido y los aledaños de Mestalla vivieron una situación insostenible con contenedores ardiendo, cordones policiales y alguna que otra carga. La afición clama contra Peter Lim, pero las miradas también giran poco a poco hacia el Pipo Baraja, una figura que hasta hace muy poco era el salvador del conjunto che y que en este inicio de curso se ha convertido en otra clara víctima de la nefasta gestión de Lim, que ha hundido al Valencia hacia la mediocridad deportiva.
Las dudas entre la afición sobre la figura del entrenador se agrandan y los detractores sobre el Pipo aumentan al mismo nivel que descienden sus defensores. Hace falta un cambio y, mientras que no sea factible en la planta noble, siempre será más sencillo en el banquillo. El técnico siempre es el eslabón más débil y en el Valencia, la tensión está a punto de romper la cuerda.
Las palabras de Rubén Baraja en rueda de prensa tras el partido tampoco ayudaron del todo a calmar los ánimos. “Apelo que esto es de todos. De la afición y debemos apoyar. La unión es la fuerza de este Valencia”, dijo ante los micrófonos de Dazn, donde también dejó claro Baraja que se siente con fuerza para darle la vuelta a la situación: “Yo tengo un nivel de confianza alto. Si no no estaría aquí. Creo que podemos darle la vuelta. En el fútbol esto pasa. Si estas en esta situación no es casualidad".
Instantes después, en sala de prensa, volvió a ser cuestionado sobre su futuro y una posible destitución: “No pienso en eso. Estoy concentrado en el partido y en todo lo que puedo dar. Este es mi camino. Lo otro no depende mí y no pierdo ni un segundo". Y es que la presión empieza a recaer también sobre la cabeza de un Pipo Baraja cuyo finiquito le sostiene por el momento, con una ficha de 3’5 millones de euros por temporada y dos años de contrato por delante firmados.
Un contrato en el que, según ha podido conocer ESTADIO Deportivo, no existen cláusulas liberatorias tanto para que Baraja pueda marcharse como para que el Valencia le pueda echar. Así lo pactaron meses atrás a la hora de renovar; quien quiera romper la vinculación tendrá que pagar una indemnización afín al salario que reste por percibir. Nada que ver con lo vivido años atrás en Mestalla con otros técnicos.
Sin ir más lejos, entrenadores como Gattuso, Bordalás o Javi Gracia firmaron una cláusula para la que las partes podían romper la vinculación finalizado el primer año a cambio de una cantidad no muy cuantiosa.
Ahora, el área deportiva del conjunto che medita qué hacer con su entrenador, quien a priori contará con una vida extra. Tampoco se antoja sencillo sustituir a Baraja, quien ya salvó al Valencia con anterioridad de una situación similar. La solución en la cabeza de todos es Quique Sánchez Flores, quien ya llegó al Sevilla FC el curso pasado para salvar la papeleta de los sevillistas. Sin embargo, el madrileño acabó fundido por la experiencia y decidió no renovar.
En Mestalla entienden que una llamada del Valencia sería suficiente para convencer a Quique, quien no podría negarse a un club que le guarda mucho cariño y que atraviesa un momento muy complicado. La afición también lo tiene claro y Quique es el preferido por todos. El propio Quique, de hecho, ya se ha encargado tiempo atrás de reconocer su amor por el conjunto che. “La afición del Valencia está por encima de todo, a pesar de lo que está pasando”, dijo el curso pasado cuando visitó Mestalla con el Sevilla FC.
A parte de convencer a Quique, también estaría luego lo económico, pues la costosa destitución de Baraja no dejaría mucho margen de maniobra sin hacer saltar los presupuestos. Este domingo, en el Coliseum, ante el Getafe, podría vivirse el último capítulo del culebrón en el banquillo che. Quique por Baraja.