En Italia ya le atesoraban una clase y una calidad pasmosa recordando a los mejores crack del fútbol mundial. Destaca de él esa mágica costumbre de llevar la pelota pegada al pie. Esa clase y ese desparpajo le ayudó a llegar por segunda vez a España. En esta ocasión, al Sevilla Fútbol Club. En su etapa anterior, militó en el Rayo Vallecano cedido por el Palermo, club en el que coincidió con otra gran estrella, su buen amigo Paulo Dybala. Sí, es Franco Vázquez, el 'Mudo'.
Después de llegar de Belgrano a Palermo, este último decidió cederlo al Rayo y de ahí empezar a despuntar y quedarse en Palermo donde regaló tantos buenos momentos a los italianos. Su físico no fue su punto fuerte, su calidad en cambio sí lo fue, esa que a día de hoy sigue vigente en sus botas.
Le unía a Italia su pasaporte italoargentino, los partidos que pudo jugar con la selección italiana y las tres buenas temporadas con el Palermo. Pero una llamada lo cambiaría todo. La de Monchi haciéndole entender que sería una pieza clave en su proyecto. El director deportivo del Sevilla no lo dudó y viajó hasta Roma para reunirse con el director deportivo siciliano, Rino Foschi en aquel momento. El león de San Fernando quiso transmitirle una jugosa propuesta a la que tenía que responder el conjunto rosanero.
El desenlace final fue que Franco Vázquez, el 'Mudo', fue fichado por 15 millones de euros, más 1,5 por objetivos. Una cifra super alejada de los 25 que pedía el Palermo haciendo ver que su marcha era una gran oportunidad para su carrera deportiva. Era el fichaje más caro del Sevilla de Monchi y una inversión después de la marcha de Banega, que decidió marcharse por coste cero al Inter ese mismo verano. Era una apuesta tanto de Monchi que llevaba años siguiéndolo como de Sampaoli, quien puso su nombre subrayado encima de la mesa a la llegada en su primera andadura en Nervión.
El Mudo Vázquez haría la pretemporada con Sampaoli a los mandos, quien contaba con él desde primera hora como titular indiscutible. Su primer partido oficial contra el Real Madrid llegaría en la Supercopa de Europa, el mismo día que llegó su primer gol con el Sevilla. Un gol que no ayudó demasiado al conjunto sevillista pero sí al Mudo, para dejar muestra de la clase que le atesora y lo que el sevillismo disfrutaría de él.
Sus años en el Sevilla fueron de más a menos. En Nervión sonaría ya aquello de mudistas o no mudistas. Era un jugador distinto al resto y todo el sevillismo lo supo. Pero su corto físico le hacía recalar en el banquillo, llegando incluso a quedarse fuera de la lista en el último año de sus cinco que firmó con el conjunto.Tras 198 partidos, 26 goles y una UEFA se iba un jugador diferente, un jugador mudo fuera del campo, pero con todos los focos sobre él dentro de la cancha. Se despidió de Nervión como un ídolo, y apareció en Parma en un equipo de segunda.
En el conjunto italiano se puede decir que el Mudo está viviendo su segunda juventud como diez de un equipo histórico, que deja boquiabierto casi cada fin de semana a su afición con goles y acciones de lo que es y lo que fue. Un jugador muy reconocido en el mundo del fútbol. En el Parma juega dándolo todo, demuestra su clase partido tras partido, dejando bien claro que hay mudo para rato. En su primer año ha marcado 14 goles en 34 partido, algunos de ellos goles muy mudistas. Este año sigue viviendo esa segunda juventud, pues lleva 32 partidos y 9 goles.
Se dice que el mudo ha vuelto, otros dicen que nunca se fue, la cuestión es que el sigue al pie del cañón con su brazalete de capitán en Parma haciendo soñar a su afición con un ascenso.