Saúl Ñíguez toca fondo

No se puede decir nada que no sea negativo en el vergonzoso batacazo del Sevilla FC ante la UD Almería, pero especialmente el foco del ridículo copero alumbra de manera cegadora a la dirección deportiva nervionense y a los fichajes que llegaron el pasado verano. Dos de ellos, Valentín Barco y Kelechi Iheanacho, están en la rampa de salida y no van a llegar ni a los seis meses vestidos como blanquirrojos; a otro de los ausentes en tierras indálicas, Lucien Agoumé, nadie le echó de menos después de sus desafortunadas actuaciones en la recta final de 2024; y los que estuvieron sobre el terreno de juego (Chidera Ejuke está lesionado y Álvaro Ferllo descansó) tienen imposible librarse de las críticas. Gerard Fernández 'Peque' volvió a nadar en la intrascendencia cuando salió en la segunda mitad y Sambi Lokonga fue un colador en la zona ancha, pero aún peor fue la actuación de un Saúl Ñíguez que llegó cedido del Atlético de Madrid y con todo andado para extender su vinculación en un vestuario que le acogió dándole galones de líder. Nada más lejos de la triste realidad. Este sábado salió por primera vez con el brazalete de capitán y terminó más señalado que nunca, tocando fondo.

El mediocentro ilicitano de 30 años sólo ejerció liderazgo tras el pitido final, cuando se dirigió uno a uno a sus abatidos compañeros para hacerles ver que lo menos que podían hacer era acercarse al fondo en el que estaban los miles de sevillistas desplazados a Almería para recibir de manera estoica la bronca, los pitos, los insultos y la larga lista de improperios que salían de la indignación y el bochorno que les habían hecho sentir tras caer por 4-1 ante un equipo de Segunda división al que ganaban por 0-1 al descanso. Ahí, Saúl se puso en el centro de la diana. También se colocó 'motu proprio' en el disparadero ante las cámaras que esperaban su reacción en la zona mixta del UDA Stadium; pero la verdad es que ya estaba en el ojo del huracán después de las desastrosas estadísticas que perpetró en los 93 minutazos que le dio García Pimienta antes de sacarle en el tiempo de alargue por Manu Bueno para que pudiese ver desde el banquillo el cuarto tanto local.

Cero tiros a puerta, cero asistencias, cero robos de balón, cero pases clave y cero centros buenos de cuatro intentos firmó Saúl Ñíguez, quien además acumuló 14 pérdidas de balón, cometió cuatro faltas y no forzó ninguna en esos 93 minutos en los que sólo consiguió sumar 57 toques de balón y 35 de 44 pases en corto (discreto 80 por ciento de acierto). Además, hizo un regate, pero fue sorteado en dos; con lo que su mayor aportación al Sevilla FC fue un despeje y un tiro taponado.

Si sólo fuese cosa de este encuentro, en el que hasta los comprometidos canteranos estuvieron mal, aún tendría un pase; pero la situación es prácticamente idéntica desde casi su primer día en Nervión. Y es que el aún jugador colchonero ya empezó con mal pie: se perdió la primera jornada por una sanción que arrastraba desde su última cita ante el Atlético, fue expulsado por roja directa en el cuarto encuentro y fue sancionado con dos de sanción y se lesionó de gravedad en el séptimo, acumulando dos meses exactos de baja. Desde su vuelta, a finales de noviembre, sólo ha jugado cinco partidos; de ellos únicamente dos como titular.

"No hemos sabido gestionar el tema de vernos por detrás en el marcador. Hemos tenido varias, como el gol anulado o la de Isaac. No sé el porqué no hemos sabido gestionar ir por detrás en el marcador". "Creo que hay muchas cosas que mejorar. El equipo no ha dado la cara en la segunda mitad. Hay que hacer autocrítica y que cada jugador asuma su responsabilidad en esto". "Tenemos que entender que los aficionados se hayan desahogado con nosotros. El equipo ha ido a darle las gracias a la afición, a intentar calmar los ánimos. Entendemos la desilusión. Teníamos mucha ilusión en la Copa", fueron algunas de las apesadumbradas reflexiones de Saúl Ñíguez en un día desastroso para el equipo y para su intención de relanzar una carrera estancada y en plano contrapicado desde sus últimos años con el Cholo Simeone.