La Copa del Rey, al menos en las primeras rondas, se erige en una oportunidad de reivindicarse para los futbolistas con menos minutos y una posibilidad para levantar mano y, por qué no, de dar un giro en su situación. En algunos casos, incluso, se trata del último tren para resurgir, como ocurría por ejemplo en el Sevilla con Gonzalo Montiel.
El lateral diestro, al que no se le encontró salida el pasado verano, no ha contado prácticamente nunca para García Pimienta a pesar de proclamarse campeón de la Copa América con Argentina, como refleja que hasta la cita del miércoles con Las Rozas solo había disputado 11 minutos repartidos en tres partidos ligueros ante Getafe, Valladolid y Barcelona.
El técnico considera a Carmona una pieza intocable en el carril diestro, donde básicamente no ha jugado más nadie en LaLiga más allá de los minutos finales contra el Girona Jesús Navas o Juanlu en la segunda parte en San Mamés, cuando el míster mandó a la izquierda al visueño. El argentino no ha sido considerado una alternativa para el carril, pero en Copa optó por darle una oportunidad, por probarlo para ver si podía encajarlo dentro de sus planes si se presentaba la oportunidad.
Pero lo cierto es que Montiel, ante un rival muy inferior, no respondió sobre el terreno de juego y firmó una actuación muy discreta en la que le faltó la motivación evidenciada por otro futbolistas como Juanlu, los canteranos que se estrenaron o el propio Iheanacho, que maximizó la titularidad con dos tantos.
Así, titular por primera vez en el curso, 'Cachete' apenas se sumó al ataque y en defensa cumplió sin alardes ante un equipo que creó más peligro por su banda del que debería. Curiosamente, el argentino terminó como capitán en un partido en el que despejó las pocas dudas que podía tener el cuerpo técnico sobre su implicación y validez para el proyecto, confirmando la decisión que tenía en mente al club a menos que se produjera un volantazo en oportunidades como esta.
De este modo, el club le intentará nuevamente buscarle una salida en el mes enero a sabiendas de que ya no se recuperará de ninguna manera los diez millones invertidos en su momento ni se ingresará una cantidad similar. La cesión hasta final de curso para librarse de su ficha o una parte de ella se erige en la fórmula más viable sin descartar otras vías como el traspaso o la desvinculación, si bien esta última ya sería más conveniente a final de curso, cuando solo le quedará un año por delante de contrato.