Óscar Murillo3 min lectura"Ocurre entre pasillos una cosa que creo que ayuda muy poco a las árbitras. Estamos inmersos en una campaña sobre el tema del respeto a las árbitras en las decisiones que toman y no podemos entrar en el vestuario de una árbitra a intentar hablar no sé qué historia. Porque en este caso, la verdad, tienen una profesionalidad inmensa, pero son cosas que no ayudan. Hay personal que no está autorizado a entrar en el vestuario de la árbitra; yo no puedo entrar en el vestuario de una árbitra, y menos hacerle ciertas apreciaciones de cara a algo que va a pasar en el partido o con ciertas jugadoras; eso no es ético", denunciaba en la rueda de prensa posterior al partido de la jornada 23ª en la Liga F entre el Sevilla FC y el Granada CF el entrenador nervionense, David Losada, quien acusaba a su homólogo nazarí de una irrupción con aviesas intenciones.
"Nosotros, que somos los actores de estos, no podemos... Éticamente tenemos que ser impolutos. Y luego podemos protestar, en caliente, porque al final tenemos muchas pulsaciones, pero antes de empezar un partido no podemos entrar en el vestuario de una árbitra a intentar contarle una historia sobre mis futbolistas. Y eso lo quiero decir públicamente, porque con esto no ha llegado más a las árbitras. Y tanto que estamos en una campaña de respeto, lo que hay que hacer es respetarlas de verdad", concluía el de Gines, señalando a Arturo Ruiz y a su escuadra, que cortó en el Estadio Jesús Navas una dinámica de dos derrotas que le había alejado de la tercera plaza, que da derecho a jugar la fase previa de la Champions League femenina, todavía un desafío quimérico en el Nuevo Los Cármenes, aunque numéricamente aún posible a falta de siete jornadas para el final.
Al cierre de esta edición, las graves acusaciones no habían tenido respuesta alguna desde el bando granadinista ni consta la apertura de ningún expediente informativo, aunque lo más seguro es que, tras ser conocedores de este espinoso asunto, la jueza en cuestión, la argentina Ainara Andrea Acevedo Dudley, nacida en Rosario pero adscrita al colegio catalán por su residencia en Barcelona, será consultada por los responsables del CTA (Comité Técnico de Árbitros), ya que las designaciones en Primera Femenina, donde esta amante del atletismo de 33 años oficia desde que en 2017 se decidiera que sólo mujeres pitaran los partidos de mujeres.