Molesta especialmente cuando es tu equipo el afectado, pero se trata de una práctica habitual en el mundo del fútbol. Además, reciente, porque siempre se respetaron los acuerdos y, cuando una cesión no sale bien, te aguantabas. Ahora, las prisas mandan. De no aparecer el rendimiento inmediato, el jugador o el club afectados intenta solucionarlo a mitad de curso, durante el mercado invernal. Pero la posición del Sevilla FC con respecto a Federico Gattoni y Rafa Mir, descartados por River Plate y Valencia CF, respectivamente, a las primeras de cambio, no es diferente a la política que impusieron otras entidades cuando tocó al revés. Por ejemplo, el Niza se negó a hacer sitio a Kasper Dolberg a principios de 2023, dejando en manos de sus agentes, de otros intermediarios o del propio conjunto nervionense encontrarle otro destino. Apareció, por fortuna para todos, el Hoffenheim. Igual hizo el Rennes con el Nottingham Forest y Loïc Badé, esta vez para beneficio blanquirrojo.
Sin ir más lejos, el Brighton no dará su visto bueno al adiós anticipado de Valentín Barco al Ramón Sánchez-Pizjuán hasta que se concrete su desembarco en el Oporto, adelantado por cierto por ESTADIO Deportivo pese a la voracidad de algunos por la exclusiva, con el que se negociaba una opción de compra que los 'Dragoes' no querían de 10-12 millones de euros, como pretenden en Inglaterra, sino menos, acaso adquiriendo la mitad de su pase con objeto de compartir futuras plusvalías. De momento, el 'Colo' se sigue ejercitando a las órdenes de García Pimienta, aunque se espera que la 'fumata' blanca no alcance si quiere el Día de Reyes. En la otra orilla del Guadalquivir, por ejemplo, el CD Tenerife también quiere devolver ahora a Yanis Senhadji, aunque el Real Betis insta primero a las otras partes a encontrar un destino similar que no tenga cargas onerosas en La Palmera, con el Albacete Balompié ya posicionado. O lo que ocurrió con Juanmi Jiménez en Arabia Saudí, con el Cádiz CF como puente.
Es cierto que, en ocasiones, la negativa a acoger a un cedido a quien las cosas no le han salido en el equipo en cuestión tiene otras connotaciones añadidas. Por ejemplo, Rafa Mir tiene aún dos años y medio de contrato con el Sevilla FC, pero forzó tanto su marcha al Valencia CF y estaba tan seguro, hasta su problema extradeportivo, de que se quedaría definitivamente en Mestalla vía opción de compra que se permitió el lujo de hablas pestes de cómo le habían tratado aquí dirigentes y empleados de alto rango. Estaba en todo su derecho, obviamente, de contar su verdad, aunque el riesgo de que llegara una situación como ésta y no fuera recibido de vuelta de buen grado era evidente. Además, aunque en Nervión han encauzado ya el fichaje de Juninho Vieira, tampoco quieren descartar del todo el 'plan B o C', Umar Sadiq, que sería che en cuanto los blanquinegros soltaran lastre salarial arriba. Así, de momento, ese movimiento queda bloqueado por si las moscas.