El Sevilla FC tiene un serio problema con los descartes. El director deportivo, Víctor Orta, insistió días atrás en que desde el club se ha sido “muy claro” con todos ellos, refiriéndose al caso concreto de Januzaj y Joan Jordán, dos de los más complicados de colocar debido a sus altos salarios, inasumibles por los equipos interesados.
Sí parece atisbarse un desenlace positivo el caso de Rafa Mir, que trata de cerrar un acuerdo con el Valencia, rebajándose el sueldo, como paso previo a una oferta che que pueda convencer al club de Nervión. Pero aún hay más, incluidos todos los cedidos que regresan, salvo José Ángel Carmona, que tendrá una oportunidad.
Por su parte, en el eje de la zaga, con Kike Salas y Badé como fijos, más la aportación de Gudelj y ya sin Sergio Ramos, se busca algún refuerzo ante el pobre nivel ofrecido por Nianzou y Marcao, para los que se busca una salida para nada sencilla, debido igualmente a sus elevadas fichas.
En el caso del francés, en Nervión asumen que se quedará salvo sorpresa. Pero con el brasileño no se descarta tomar una medida de fuerza. El de Londrina ya ha dejado claro su intención de continuar en el conjunto sevillista para tratar de convencer a García Pimienta en pretemporada. Tampoco se cierra en banda a una salida, pero no a cualquier destino, siendo movido por sus agentes en mercados de segundo nivel.
Sin ofertas a día de hoy, todo apunta a que la solución a su situación se alargará en el verano. Pero según el diario As, en la planta noble del Sánchez Pizjuán no descartan ya la posibilidad de rescindir su contrato.
Como ya recogió este diario, se trata de una opción que ya se dio el pasado verano con Idrissi, Corona y Papu Gómez y que se contempla de nuevo, especialmente para aquellos descartes con sólo un año más de contrato, como Delaney, Óscar Rodríguez y Augustinsson. A Marcao, en cambio, le quedan todavía tres campañas (hasta 2027), por lo que rescindirlo supondría un elevado coste, amén de la amortización de un fichaje que costó 13 millones de euros hace dos veranos.
Esta postura del club nervionense viene motivada por la comprobada imposibilidad del jugador brasileño para poder jugar con asiduidad. Desde que llegó en 2022 procedente del Galatasary, sus problemas de salud han sido constantes y sólo ha podido disputar 21 partidos, siendo esta la principal causa por lo que ahora se plantea una contundente medida.