Alta tensión en el Sánchez-Pizjuán: insultos al equipo y Alonso, conato de asalto al palco, un detenido...

El Sevilla FC tomó cartas en el asunto rápidamente y, veintipocos minutos después del pitido final de Pulido Santana, había informado ya a Diego Alonso, que ni siquiera pasó por zona mixta ni la sala de prensa del Ramón Sánchez-Pizjuán, su destitución, que era oficial antes, incluso, de las 21:00 horas. Víctor Orta pasó en su lugar para ejercer de portavoz, anunciando que entre el domingo y el lunes estará contratado el sustituto del uruguayo. Razones deportivas había de sobra (tres derrotas consecutivas, cinco en siete partidos, fuera de toda competición europea, empatado con el primero en descenso en LaLiga...), aunque puede que influyera en la decisión de los que mandan en Nervión que los aficionados blanquirrojos pasaran de los insultos y las peticiones de dimisión a un amago de asalto al palco de autoridades que lograron frenar a tiempo la Policía y la seguridad privada del club.

Fuera de la 'Bombonera', la tensión era máxima. Un buen número de los poco más de 30.000 espectadores que se congregaron abandonaba su asiento con diez minutos largos de encuentro por disputarse, justo al convertir Greenwood en el 80 el 0-3 para el Getafe CF. La mayoría, junto a otros que fueron saliendo luego y muchos que llegaron para la ocasión, formaron una turba en las inmediaciones del recinto para mostrar de manera sonora y vehemente su disconformidad. Ni saber que ya no sigue Alonso, al que abroncó un grupo de hinchas cuando se despedía de los empleados de la entidad y se marchaba en su coche (con alguna carrera), calmó al respetable, que esperó al autobús del equipo para entonar el ya clásico 'jugadores, mercenarios'. Incluso, los compañeros allí desplazados captaron las imágenes de la detención de un varón por parte de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estadio, introduciendo un agente al susodicho en el campo para proceder a su identificación.

Por fortuna, éstos fueron los únicos incidentes reseñables. Escoltados por la Policía, los futbolistas se fueron en esta ocasión de manera colectiva para evitar problemas, si bien no hubo lanzamiento de objetos ni pasó a mayores la música de viento y los gestos despectivos de varias decenas de aficionados. Solamente algunos de los lesiones, como Erik Lamela, tuvo algún contratiempo en su coche particular. Cada vez fue quedando menos multitud, pero, justo tras el pitido final, eran varios miles los que entonaban los cánticos que se han popularizado, muy a pesar de todos, en los últimos años: "Sevilla somos nosotros", "Directiva, dimisión" y "Fuera del Sevilla, ya no te quiero, fuera del Sevilla, eres un calvo c....n". A su salida del Pizjuán se pronunció también José María del Nido Benavente, que se limitó a decir: "Lo que yo no sé es hasta dónde va a llegar el Sevilla FC si esto sigue así".