José Antonio Rivero3 min lecturaTodos los Mundiales traen consigo a un par de futbolistas desconocidos para el gran público que resultan usar la cita mundialista como rampa de salida para sus carreras. Aunque todavía no ha terminado la fase de grupos de Qatar 2022, hay un jugador que ya ha llamado la atención de todos, el argentino Enzo Fernández.
Los entendidos, sobre todo los argentinos, pedían a Scaloni un centrocampista más para solventar los problemas de la albiceleste en lo que va de Mundial. Argentina cubrió el hueco de Lo Celso con atacantes como Papu Gómez, además que Rodrigo de Pau y Paredes no están jugando a buen nivel, es por eso que Scaloni apostó por Enzo Fernández en la final anticipada ante México, donde el joven futbolista anotó el segundo tanto de la albiceleste.
"Estoy muy feliz por el gol, mi primer gol con la selección y especialmente por la victoria. Messi me dijo que me acercara para jugar la pelota y me la dio", dijo tras el partido ante México.
Más allá del gol contra los mexicanos, Enzo también jugó la última media hora ante Arabia Saudí, siendo ya un clamor popular su presencia en el once titular de Argentina para lo que resta de Mundial.
Con un gran manejo de balón, Enzo es un futbolista desequilibrante y agresivo, capaz de sostener el centro del campo de toda una Argentina en una cita como la de Qatar.
"A mí no me sorprende. Lo conozco, lo veo entrenarse, lo enfrenté en Champions... Se lo merece porque es un chico espectacular, un jugador importante, estoy muy feliz por él", comentó recientemente Messi sobre él.
Nacido en San Martín en enero de 2001, el canterano de River Plate dio el salto al fútbol europeo este verano de la mano del Benfica portugués, que pagó 12 millones de euros por su traspaso, aunque River Plate mantiene el 25% de los derechos económicos en una futura venta.
Varios grandes como el Real Madrid seguían al futbolista argentino, aunque el conjunto blanco acabó firmando a Aurélien Tchouaméni. También 'Monchi' y el Sevilla FC le tenían en su radar, así como el Inter de Milán. Finalmente fueron los lisboetas los que se hicieron con la perla de River, por el que ya se frotan las manos.
En el Benfica son expertos en comprar barato en Sudamérica para vender caro a Europa, como hicieron este mismo verano con Darwin Núñez. Ahora saben que tienen entre sus manos a una estrella en ciernes, cuya cláusula de rescisión es de 120 millones de euros. Enzo todavía no ha llegado a esa tasación, pero ha multiplicado por tres o cuatro lo que el Benfica pagó por él.