Después de semanas tanteando a diferentes candidatos y de recibir una negativa otras otra por parte de los mismos, el Bayern Múnich ha cerrado al fin al que será su entrenador la próxima temporada. Sólo falta el anuncio oficial, pero ya está todo acordado para que Vincent Kompany suceda Thomas Tuchel al frente del conjunto bávaro. Un fichaje del que muchos dudan en Alemania, dada su escasa experiencia en los banquillos, y que obligará además a los muniqueses a realizar un importante desembolso.
En este sentido, el periodista Fabrizio Romano apunta que el club germano deberá indemnizar al Burnely, con el que el belga tiene contrato hasta 2028, con 12 millones de euros, mientras que el diario Bild cifra el pago final en 10,5 kilos. Sea como fuere, lo que sí está claro es que el que fuese central del Manchester City firmará por tres campañas, hasta 2028.
Su dominio del alemán, tras militar en el Hamburgo en su etapa como jugador, ha sido uno de los argumentos para que el director deportivo, Max Eberl, apueste por un entrenador que viene de descender con el Burnley, al que él mismo subió el pasado curso a la Premier League, después de colgar las botas en el Anderlecht y ejercer dos temporadas como técnico en el conjunto de Bruselas.
El reto del joven preparador belga, de 38 años, es mayúsculo, pues el Bayern viene de firmar su primer temporadas sin título alguno desde 2012. La situación es crítica y han sido varios los entrenadores que han rechazado la propuesta, como Xabi Alonso Julian Nagelsmann, Ralf Rangnick, Oliver Glasner y Roger Schmidt. Incluso se tanteó a Tuchel para que reconsiderase su decisión de marcharse.
A buen seguro, quien habrá respirado aliviado es Bryan Zaragoza, que ha vivido un calvario a las órdenes del técnico alemán desde que aterrizó el pasado mes de enero procedente del Granada. Media temporada en la que apenas ha contado con oportunidades y ha visto pasar el tren de la Eurocopa. Su primera y única titularidad, de hecho, no llegó hasta el pasado 12 de mayo, en la penúltima jornada, y aunque ha participado en los tres últimos encuentros, su balance se resume con apenas 171 minutos en siete partidos.
Durante estos meses, se hablado mucho de la incómoda situación del extremo malagueño, al que Tuchel apenas se dirigía, poniendo como excusa su falta de adaptación por el idioma, aunque en realidad se apuntaba que el ostracismo al que sometía al español era fruto de un pulso con la directiva del Bayern, al no haber solicitado su fichaje. Ahora, le tocará convencer a Kompany; en caso contrario, podría salir cedido, con el FC Barcelona y el Rayo Vallecano atentos a esta posibilidad.