La Eurocopa está siendo un apasionante torneo para los amantes del fútbol. Varios partidos al día entre diferentes selecciones y estilos de juego. Una competición que se está disfrutando no sólo por el buen nivel del fútbol europeo, sino que también destaca la ausencia de polémicas. Lo único que importa en estos encuentros es el fútbol, no las decisiones arbitrales que ensucian los partidos. En Europa el VAR entra cuando debe y el fuera de juego semiautomático despeja todas las dudas. En España es todo muy diferente, no es que cada fin de semana haya polémica, es que la hay prácticamente en cada partido que se disputa.
En La Liga hay partidos y puntos fundamentales que se deciden por criterio personal de los colegiados, que no tienen claras las reglas y lo mismo al siguiente partido se contradicen. Mientras en Europa vemos como la tecnología no da lugar a polémicas, en España hay que fiarse de unas líneas que se trazan desde la sala VAR, con frames escogidos según convenga y con una credibilidad que va en decadencia.
El fuera de juego semiautomático es una herramienta clave en este torneo. Por ejemplo el gol de Dinamarca contra Alemania en los octavos. La tecnología demuestra que el danés está ligeramente adelantado, se anula el gol y fin del asunto. Bien es cierto que puede gustar más o menos este tipo de fútbol, que un centímetro decida si el gol es válido o no. Eso ya es otro tema a debatir, sobre si este fuera de juego realmente da ventaja al atacante y es suficiente para anular el tanto. Pero lo importante es que hay igualdad de criterio para todos los encuentros. No varía en función del partido ni se toman decisiones contradictorias. Por ello, hay que implantar esta tecnología en nuestro país cuanto antes o el descrédito irá en aumento.
Ya no es solo las diferentes maneras en las que las decisiones se pueden manipular o la puesta en duda de la fiabilidad de los colegiados, es simplemente el bajo nivel del arbitraje español. En cuartos no habrá ningún colegiado español al frente de los partidos. Estuvieron en la fase de grupos porque tenía que haber un árbitro del país y ya está. Sin embargo, de los cinco colegiados españoles presentes en Alemania, solo uno fue designado árbitro principal: Gil Manzano.
El nivel del arbitraje de la Liga se puede demostrar con este ejemplo. El extremeño fue el encargado de pitar el Francia - Austria de la primera jornada en el Grupo D. Para variar, este encuentro fue polémico ya que el único tanto del partido, un gol en propia puerta de Maximilian Wöber que le dio la victoria a Francia, llega de una jugada que debió haber sido córner para los austriacos en vez de saque de puerta. Además no detuvo el partido cuando Mbappé se rompió la nariz. Errores cometemos todos, y le puede pasar a cualquier árbitro de cualquier nacionalidad. Pero cuando no se cuentan con los españoles para grandes citas como fases clave de la Champions League o la Eurocopa, ya sí hay motivos para preocuparse. En Europa no conf��an en el nivel del arbitraje de nuestro país, y eso debería ser motivo suficiente para plantear una limpieza en el Comité Técnico de Árbitros.