Reforzar el centro de la zaga se erigía en verano en una prioridad para la dirección deportiva ante la retirada de Sokratis y los traspasos de Chadi Riad y Pezzella. Así, el primero en llegar a Heliópolis fue Diego Llorente, procedente del Leeds por 3,25 millones tras su cesión en la Roma y, después, tras intentar por activa y por pasiva reclutar a Vitao, se apostó finalmente por la cesión de Natan tras el acuerdo alcanzado con el Nápoles.
El central madrileño cayó de pie en el Benito Villamarín y desde primera hora contó en los planes de Manuel Pellegrini, hasta el punto de convertirse casi de inmediato en un líder de la zaga. El defensa ha recuperado su mejor versión como verdiblanco y se ha asentado en el eje de la retaguardia como una pieza clave.
Tanto es así que el capitalino había jugado la totalidad de minutos hasta que en el 55' de la cita contra el Celta, la previa antes del parón, se tuvo que retirar del terreno de juego con una sobrecarga, y poco después cayó el segundo tanto vigués.
Diego Llorente se sumó al grupo a principios de semana, por lo que estaba disponible para el partido contra el Valencia y, de hecho, entró en la convocatoria, pero Pellegrini prefirió darle descanso y dejarle en el banquillo tras haber superado la sobrecarga, y el Betis lo acusó enormemente
No en vano, se trataba de su primera ausencia en el once titular en el campeonato liguero y el resultado no pudo ser más concluyente, confirmando la debacle verdiblanca en solo seis minutos el error de Pellegrini de sentarle en el banquillo y no concederle ningún minuto. El equipo añoró sobremanera su liderazgo y firmeza en los momentos difíciles y a nadie se le escapa que con él sobre el terreno de juego quizás no se habría producido esa inexplicable desconexión que le condenó en Mestalla.
De hecho, el Betis no encajaba cuatro goles en una cita liguera desde el pasado enero ante el Barcelona y con Diego Llorente de inicio lo máximo que había recibido el Betis en este curso habían sido dos goles, ante Real Madrid (2-0), Mallorca (1-2) y en la jornada previa al parón contra el Celta (2-2).
Es significativo que desde que el madrileño se retiró del campo contra los celestes los verdiblancos han recibido un total de cinco goles, más que en los seis partidos anteriores, por lo que la ausencia del ex del Leeds supone un lujo que Pellegrini no se puede permitir.