De sobra conocido es el arduo camino que debe recorrer un canterano para llegar al primer equipo, la de circunstancias que deben darse y lo complicado que resulta mantenerse una vez que se ha cumplido el sueño de estrenarse en la elite, porque en clubes como el Betis solo hay sitio para una ínfima parte de aquellos que lo intentan.
Uno de los que consiguió debutar en el Benito Villamarín y disputar hasta siete partidos fue el central José Carlos Ramírez, que vistió las treces barras en la temporada 16/17 después de una larga trayectoria en la cantera y en el Betis Deportivo. Ahora, a sus 28 años, tras pasar por varios equipos, milita en el Zamora, de Primera RFEF, y ha repasado su paso por el club heliopolitano y como vivió su debut y presencia en el primer equipo.
En este sentido, en una entrevista en Offsiders, afirma que en el Betis hay mucha presión y que no todo el mundo está capacitada para soportarla. "Mi debut fue un sueño hecho realidad, salir a través del túnel del vestuario con 40.000 personas es algo inolvidable. Recuerdo ese partido ante el Celta de Vigo que acabó tres a tres. Hubo un aguacero enorme, llovió mucho y marcamos un gol precioso. Fue una sensación increíble", explicó José Carlos, que no escondió el lado negativo.
"Aun así hay mucha presión en un equipo como el Betis, por todo lo que está incluido, por los aficionados, por estar en la Primera división, por su historia, y no todos los jugadores, cuando llega la oportunidad, están preparados", indicó el de Paradas, que recuerda cómo era Joaquín Sánchez en el vestuario: "Todo el mundo ve lo que ese hombre es en el día a día, la alegría que transmite. Prácticamente, lo que hace en la televisión es lo que hace en el vestuario. Siempre está muy contento, hace muchas bromas. Es un líder que te ayuda cuando puede, transmite mucha confianza".
Curiosamente el portuense, más concretamente su agente, fue clave para que hiciera carrera en el Betis. "Yo empecé muy joven, a los siete años, y es cierto que cuando eres tan joven, no sabes dónde estás hasta que pasan los años y creces. A los dos años nos dijeron a mi familia y a mí que no contaban conmigo y no iba a tener minutos. Decidimos volver a mi pueblo, Paradas, donde empecé. De repente recibí una llamada de Eduardo Espejo, el representante de Joaquín, que quería llevarme al Valencia. El Betis se enteró del interés del Valencia y me llamó, y fue cuando volví. Pasé de no jugar en mi primera etapa a jugar en una categoría más a la que me correspondía", explicó.
Además, recordó cómo fue su adiós del Betis, primero como cedido con rumbo al Lorca. "El entrenador me llamó y me dio su confianza. Me quedaban dos años de contrato en el Betis, así que, la opción más viable para tener minutos era el Lorca recién ascendido. Sin embargo, cuando llegué allí me di cuenta de que toda la confianza que me habían transmitido era mentira. En enero tuve que buscar una salida y gracias a Dios la encontramos". Entonces se marchó a préstamo al Lugo, que finalmente se hizo con sus servicios con la carta de libertad. Después pasó por Alcorcón y San Fernando para fichar finalmente por el Zamora.