Hansi Flick se lo puede decir más alto, pero no más claro: Ansu Fati ni siquiera entró en la lista final de convocados del FC Barcelona para la primera semifinal de la Supercopa de España, que se está disputando en la ciudad saudí de Jeddah. Se quedó el hispano-guineano del King Abdullah Sports City Stadium junto a Pau Víctor y Dani Olmo, que recibieron unas horas antes la cautelarísima del CSD que les permitía participar en teoría en el torneo, aunque seguramente esperen acontecimientos para no arriesgarse a una posible denuncia por alineación indebida. Precisamente, la más que posible continuidad de los dos atacantes es una indirecta más para el adiós del que estuviera cedido en el Brighton, que apenas ha participado, especialmente por culpa de las lesiones, en 186 minutos en lo que va de curso, repartidos en cuatro partidos de LaLiga, uno de la Copa del Rey y tres de la Champions League.
Según diferentes fuentes, Real Betis, Valencia CF y Girona FC se habrían posicionado para hacer sitio en este mercado invernal al delantero, asumiendo solamente una parte de su elevado salario, lujo que ya se puede permitir un Barça en la regla 1:1 que es capaz de reinvertir, si lo desea, todo lo que ingrese o ahorre. Ni el entorno del futbolista ni las entidades implicadas se han pronunciado al respecto, entre otras cosas porque hay alternativas incluso mejores en lo monetario y alguna en lo deportivo también fuera de España. Ya en su día, el protagonista accedió a jugar una campaña en las filas del Brighton en la que es su única experiencia lejos de La Masía hasta el momento. Su padre y asesor, Bori Fati, lleva tiempo reclamando que le dejen jugar a préstamo en el Sevilla FC, cuyos colores vistió fugazmente en alevines, lo que podría ser un impedimento para recalar en La Palmera, aunque ESTADIO Deportivo ha confirmado que no sería un inconveniente.
Más allá de que cuaje o no este movimiento de vuelta a la capital hispalense pero a la otra orilla del Guadalquivir (el Barça ha vetado a los nervionenses por sus comunicados contra el 'caso Negreira' y su oposición al registro extemporáneo de Dani Olmo y Pau Víctor), Ansu Fati no es sevillista, sino aficionado de los azulgranas desde pequeño. La leyenda negra habla de un 'secuestro' por parte de un ojeador barcelonista cuando vivía en Herrera, aunque otras señalan al entonces coordinador de los más pequeños en la Ciudad Deportiva José Ramón Cisneros Palacios, Ernesto Chao, como artífice de la persuasión al atacante y su familia, llevándoselo a un torneo en Portugal y evitando lo que sucedería más tarde: no renovó la licencia y se comprometió con el conjunto catalán, lo que le costó media temporada sin jugar como respuesta por parte de un Sevilla FC que intentó retenerlo, con Monchi incluso tomando las riendas de las negociaciones, pero que no pudo. Ahora, la 'operación retorno' es una quimera.