Álex Martín8 min lecturaMikel Vesga, con el paso del tiempo, se ha convertido en un jugador de lo más apreciado en el Athletic. A pesar de que esta temporada, con los datos en la mano, no es titular indiscutible con Ernesto Valverde, el vitoriano ha demostrado ser alguien vital para el técnico extremeño, quien quiere que su equipo, además de defender la corona de la Copa del Rey conquistada el pasado curso, vuelva a la Champions, una competición que no pisan desde hace ya muchas temporadas. Por ello, esperan que el pivote siga dando pasos hacia delante en la primera plantilla de los ‘leones’, que siempre quieren más.
En una entrevista concedida a Relevo, el jugador del Athletic, quien, con el tiempo, ha conseguido consolidarse en el primer equipo, se ha sincerado sobre las dudas que tenía en su interior. Analizando el famoso miedo escénico que puede llegar a paralizar a un futbolista, Mikel Vesga ha querido ser muy claro sobre este aspecto, fundamental para todo deportista de élite.
“Bueno, la verdad es que tengo poco recuerdo de entonces, pero siempre he sido muy nervioso en los pre. Aunque echaba la siesta siempre, que parece mentira, en ese partido no tengo el recuerdo de salir y estar del todo nervioso. Sí que un poco más adelante, en partidos que ya jugué titular sí que sentía que tenía que... quizá me ponía yo la presión a mí mismo de querer rendir, de querer demostrar que merecía estar jugando titular como estaba haciendo en ese momento. Y ahí es cuando quizá me pudo esas ganas de más y quizá se me volvieron un poco en mi contra. Y sí que recuerdo empezar a pensar si valgo o no valgo, esas preguntas que te haces a ti mismo. Pero luego es verdad que salí en enero a Gijón y ahí es cuando vi que era capaz, que podía dar para Primera división. Fue un año bonito, en realidad. Y en cuanto a San Mamés, considero que, a la gente joven, cuando debuta, se le echa una mano y sí que notaba en ese momento que la gente tenía buenas expectativas puestas en mí”.
“En ese sí que recuerdo que, durante la semana, San José estuvo fastidiado de la espalda y creo que se quedó sin convocar. Ahí sí que estaba un poco más preparado, sabiendo que habiendo esa baja en mi posición y habiendo debutado el día anterior, podía tener opciones de participar. Creo que fue media hora y perdimos 0-1, pero como experiencia debutar en San Mamés con el Athletic fue una pasada”.
Cuestionado por este fenómeno, que suele invalidar los logros de la persona que los realiza, Vesga ha sido claro. “Sí, lo tenemos todos creo. Hay gente que le da más vueltas o menos vueltas. Es una conversación con uno mismo continua y, claro, pues quieras o no, eso al final te quita esa concentración que necesitas en ese momento”. Continuando sobre este asunto, y acerca de si se apoyó en alguien en aquella época, de lo más complicada, el futbolista fue tajante.
“No, no necesariamente, sí que es verdad que lo he llevado yo siempre muy dentro, que quizá es algo que cuanto antes lo exprese, antes lo sueltas y es mejor. Pero no, creo que obviamente si lo hubiera comentado aquí entre compañeros, imagino que siempre hay gente en esa situación. Pero es algo que cuesta hablarlo muchas veces e igual me hubieran echado antes una mano. O incluso a mis padres, pero también por no querer agobiar, porque son bastante nerviosos ellos también, lo llevé adentro. Ahora tenemos psicólogos aquí, nunca he tenido problema de hablarlo, pero si lo hubiera hecho antes, al menos soltarlo, creo que hubiese sido mejor”.
El jugador, que confirmó que estuvo cerca de volver a marcharse del Athletic en dirección Leganés, apuntó a quien fuera su técnico. “Sí, tuve esa opción. Tuve una buena relación con Pellegrino y me estuvo todo el verano llamando para que volviera y porque encajaba un poco en el sistema que tenían ellos. Sí que es verdad que Gaizka (Garitano) en ese momento tampoco me estaba dando muchas oportunidades en pretemporada y veía mi situación... Al final quiso que me quedara y por suerte parece que fue bien”.
“Pues yo tengo que decir que el miedo y los nervios los noté cuando llegamos a Sevilla. Hasta entonces, estaba tranquilo. Nos veía bien, igual todavía no era consciente de lo que se estaba cociendo, pero creo recordar que estaba relativamente tranquilo. Sí que es verdad que luego en el hotel las horas se hacen largas y sé que a algunos compañeros se les hizo larga y no querían saber de nada. Pero en mi caso no, estuve tranquilo hasta que llegó el partido. Fue llegar a ver el calentamiento, ver todo lleno y se me puso aquello...”.
Sobre la noche antes, considera que “estuve bien, dentro de lo que soy yo. Sí que estaba nervioso, no te voy a engañar, y ver toda la gente, joder, esa sensación de que no podemos fallar pues sí que la tienes. Pero tengo recuerdo de que el peor momento para mí fue en la primera parte. Estaba en el banquillo taquicárdico, me temblaba hasta, hasta, hasta…”.
“Yo, con la llegada al Ayuntamiento, que estaba abarrotado. Esa sensación de que fueron subiendo los decibelios. Como ahí se estrecha la ría se notaba más el ruido, con la gente subida a todos lados… Para mí, esa sensación de estar llegando justo desde el último puente de las Torres Isozaki en adelante, para mí fue el mejor momento, aunque el trayecto fueron tres horas pero fue como si fuese en diez minutos”.