El Real Betis fue uno de los pretendientes hace un par de veranos de dos ilustres del fútbol español que abandonaban la Premier League, David Silva (36) y Pedro Rodríguez (34), aunque sus astronómicas fichas siempre fueron un escollo casi insalvable. Con la política de autarquía económica bien vigente, al menos un par de temporadas más por culpa de la crisis sanitaria, los responsables verdiblancos confiaban en que la ambición deportiva de los dos atacantes canarios superara a las mareantes propuestas que manejaban ambos desde Oriente Medio, China, Japón o Estados Unidos. Así fue, si bien la Real Sociedad y la Roma, respectivamente, jugaron mejor sus cartas, aunque el otrora culé cambió de barrió hace un semestre, huyendo de Mourinho rumbo a la Lazio.
A finales del presente ejercicio, otro 'hijo pródigo' planea, al fin, su vuelta a LaLiga, tras más de una década en tierras británicas. Un movimiento de momento incipiente y que, casi con toda seguridad, no se materializará durante los pocos días que restan de mercado invernal. Con pocos minutos a su espalda en las últimas campañas, el también extremo y mediapunta ha aportado a dos de los grandes del fútbol inglés su experiencia, su verticalidad, su calidad y su competitividad. Con todo, llega la hora de preparar los bártulos para atisbar la retirada cerca de su casa, circunstancia que ha destapado un interés latente en Heliópolis. Al menos, eso se comenta en los mentideros balompédicos, donde hablan de nuevo de Valencia y Real Sociedad como posibles destinos, pero con el Betis bien situado.
De hecho, desde la entidad donostiarra desmienten una comida reciente entre el presidente 'txuri-urdin', Jokin Aperribay, y el padre y agente del jugador en cuestión. Hasta el propio interesado, dependiendo de la fuente, habría asistido a ese cónclave, aunque la negativa oficiosa parece indicar que no van los tiros por ahí... o que la Real no quiere levantar la 'liebre', repitiendo la jugada maestra de Silva: se hizo oficial su contratación cuando ya estaba firmado y había pasado la revisión médica, sin que nadie de la prensa adelantara la gestión. Pensando en verano, sin duda se trata de un atacante cotizado y con ganas, quien, a sus 33 años (cumplirá 34 a finales de abril) cree tener todavía fútbol en sus botas que ofrecer, especialmente en la zurda.
Se trata de Juan Mata, que terminará contrato con el Manchester United el próximo 30 de junio de 2022. Ocho años y medio lleva en Old Trafford el burgalés de cuna, aunque su familia es ovetense. Nacido en la provincia vecina por jugar allí su progenitor, ahora responsable de su futuro, pasó por la cantera del Real Madrid hasta marcharse del Castilla al primer equipo del Valencia, que lo traspasó al Chelsea en la 11/12 a cambio de casi 27 millones de euros, 17 menos de lo que abonaría en enero de 2014 un United donde ha ido perdiendo peso recientemente, pese a lo cual renovó en julio de 2021 por un último ejercicio. Ahora, casi los mismos que en 2020 'pelearán' dos años más tarde por repatriarlo.