Llega el verano y con él la playa, el lugar característicos de las vacaciones por excelencia. Son muchos los que quieren un destino de sol y playa durante la época estival, por lo que piensan que, ya que han hecho dado el viaje, hay que aprovechar la arena y el mar al máximo. Bajo esta premisa hay quien usa todo tipo de artimañas para posicionarse de la mejor manera posible en la playa, siendo una de las más tradicionales el madrugar para colocar la sombrilla y dejar un hueco 'reservado' para todo el día. Esto tan común durante muchos años ahora está muy perseguido en muchos puntos de la geografía española, pudiendo salirle muy caro al veraneante.
Muchos municipios de nuestro país quieren evitar por todos los medios la conocida como 'guerra de la sombrilla', de ahí que hayan decidido establecer sanciones económicas a quien lleve a cabo esta práctica. En Andalucía, varios municipios de Málaga como Vélez o Torrox tienen ordenanzas con multas de hasta 3.000 euros. Además, la policía local puede incautar sombrillas, tumbonas y sillas que estén siendo usadas para reservar una parcela de la arena, teniendo el propietario que pagar 50 euros para recuperarlas, como si de un depósito municipal playero se tratase.
En la provincia malagueña fue el pueblo de Algarrobo el pionero en este sentido, prohibiendo reservar sitio en su playa en el año 2015. Tras él fueron otras localidades como Nerja, donde la recuperación de la sombrilla o tumbona requisada tiene un coste de 30 euros.
La Comunidad Valenciana también tiene varios lugares con iniciativas parecidas. Gandia, Benidorm o Cullera tienen ordenanzas que imponen hasta 3.000 euros de multa. Además, otros municipios como Oropesa del Mar, Castellón, Denia, Torreviaja, Altea o Peñíscola meditan implantar iniciativas de este estilo.
Por otro lado, Benidorm también ha puesto en marcha un punto limpio para darle una segunda vida a artículos que sólo se usan en verano, como las sombrillas.
Se trata del primer lugar de este tipo en una playa del Levante valenciano. Un sitio donde los bañistas que tiraban sus sombrillas una vez acabado el verano ahora puedan depositarlas para que tengan otro uso, generando así un reciclaje playero. "Se nos ocurrió que la opción de darles una segunda vida era una manera perfecta de contribuir con el medioambiente", comentó el alcalde de la ciudad, Toni Pérez.